La sanción de la reforma que implementó la Boleta Única de Papel (BUP) para las elecciones nacionales tiene efectos profundos en el escenario bonaerense. Efectos que el peronismo no termina de calibrar.
Se supone que las tribus que confluyen en Unión por la Patria definirán antes de fin de mes cómo y cuándo llevar a cabo los comicios en las ocho secciones electorales y en los 135 municipios, que configurarán el mapa legislativo de aquí a 2027.
Se sabe que en Provincia se seguirá usando la boleta tradicional, un método que, hay que reconocer, no ha tenido mayores cuestionamientos en cuanto a transparencia y agilidad. Y que para elegir Diputados nacionales se implementará la BUP.
Guiño del Congreso
Hoy, el debate en la Provincia de Buenos Aires está planteado en estos términos: ¿se vota antes, durante o después de la elección nacional? Hay razones de economía, de seguridad y de estrategia que se encolumnan detrás de cada uno de esos ítems.
A los que sueñan con una elección no concurrente, el Congreso les acaba de dar una esperanza: sin PASO, sale del tablero la dificultad extra que supone convocar a la ciudadanía a votar tres y hasta cuatro veces a lo largo del año (Paso provincial, PASO nacional, general provincial y general nacional en el peor de los casos).
Falta que el Senado ratifique el camino que señaló la Cámara de Diputados. Y que la Legislatura bonaerense arbitre cambios similares, algo que, se descuenta, se plasmará casi por reflejo de lo que se termine votando en el Congreso.
En La Plata, el Gobierno espera esas definiciones para pronunciarse, aunque empieza a dar pistas. Carlos Bianco admitió que el desdoblamiento -de fechas- es una posibilidad. Sin PASO, la cantidad de comicios se reduce a un máximo de dos. El Ministro de Gobierno, en paralelo, encargó un experimento que demuestra las dificultades de hacer una elección concurrente.
Antes, durante o después
En el peronismo, los que sostienen que lo ideal es hacer una elección concurrente -en la misma fecha- evalúan que hay mejores chances de triunfo “nacionalizando” la elección provincial a partir de sostener el eje mileismo versus antimileismo. En Buenos Aires, afirman, los que le bajan el pulgar al presidente son más.
Para este sector, que pondera la tarea de Axel Kicillof como gobernador, las sombras de temas como la inseguridad crónica y las fallas de IOMA opacan todo lo bueno que se hace y ponen en riesgo el triunfo electoral.
Hay, además, cuestiones logísticas y de seguridad que atender, y que requieren un enorme esfuerzo de parte de las autoridades. El intendente de Laprida, Alfredo Fisher, advirtió, en diálogo con INFOCIELO, sobre la incompatibilidad de los sistemas de Boleta Única y de lista sábana a la hora de pensar la simultaneidad. Boxes y cuartos oscuros, a la hora de sufragar pero también en el recuento, son una mala combinación.
El Gobierno bonaerense llevó a cabo simulacros en los que estableció que, en promedio, un elector demorará más de tres minutos en marcar su opción en la boleta única de papel. Un tiempo considerable y superior a las marcas del sistema tradicional.
En el Frente Renovador comparten ese análisis. Por eso plantean que, si se opta por la concurrencia, se necesitará organizar al menos 40 por ciento más de mesas en todo el territorio provincial. En la última elección fueron unas 37.704, deberían ser casi 53 mil, con sus correspondientes autoridades y fiscales.
Septiembre o noviembre
Frente a estas dificultades, el debate parece reducirse a dos opciones: antes o después. Los intendentes peronistas que empujan a Axel Kicillof parecen decantar por la primera, que sostienen que la pelea nacional se dará con más fuerza “con un resultado electoral positivo, si las elecciones en la provincia de Buenos Aires se dan de manera adelantada”.
En el Frente Renovador se inclinan por la segunda opción. “El desdoblamiento tiene que ser posterior en función de una estrategia nacional, para garantizar que no sea un sálvese quien pueda”, analizan en esa trinchera.
Los márgenes que ofrece el calendario para esa opción son estrechos. Por ley, la elección nacional debe celebrarse el tercer domingo de octubre, que cae 26. Por ley provincial, la elección provincial debe realizarse al menos un mes antes de que caduquen los mandatos, el 10 de diciembre, con lo cual las únicas fechas disponibles serían el 2 o el 9 de noviembre.
Hay serias ventajas en el planteo del massismo. El cierre de listas y la estrategia se puede plantear como reflejo o complemento de lo que funcione o falle en la elección nacional. También haría evidentes los beneficios de votar con boleta tradicional, frente a lo que se configura como un escenario caótico, BUP mediante, en la elección nacional.
El espacio que conduce Sergio Massa advierte que los temas logísticos y de seguridad que suelen esgrimirse como debilidades a la hora de plantear el desdoblamiento son salvables, especialmente si hay más tiempo para trabajarlos. Para eso, eso sí, deberán aflorar los consensos y las soluciones. Y ponerse a trabajar.