Un procedimiento judicial en Mar del Plata dejó al descubierto una historia que mezcla arte, nazismo y herencias familiares. Patricia Kadgien, hija del financista nazi Friedrich Kadgien, entregó a la Justicia la pintura “Retrato de una dama”, que permaneció durante más de 35 años en su casa. La obra figura entre las piezas reclamadas por los herederos del galerista judío Jacques Goudstikker, despojado de su colección durante la ocupación alemana en Países Bajos.
El cuadro robado por los nazis que apareció en Mar del Plata y desató un escándalo internacional
La mujer aseguró que desconocía el verdadero origen del cuadro, al que en su familia apodaban “el monje”. Según su declaración, lo heredó tras la muerte de su padre y desde entonces decoraba su living, ubicado en un barrio de clase media. “Siempre supe que era de mi papá, jamás lo oculté. Pensé que era una estafa virtual cuando me empezaron a llamar periodistas”, sostuvo Kadgien.
El caso tomó estado judicial luego de una serie de allanamientos en domicilios vinculados a la familia, que derivaron en la imputación de la pareja, que no quedará detenida pero si con restricciones a respetar. En su defensa, la acusada presentó una factura de compra fechada en 1943, que atribuye la adquisición de la obra a Leonore Berthold, cuñada de su padre, en el Museo Wallraf-Richartz de Colonia.
La causa busca establecer si la posesión del cuadro fue de buena fe o si se trató de un caso más del expolio cultural perpetrado por el nazismo. La Interpol tiene a “Retrato de una dama” en la lista de obras robadas durante la guerra, mientras los herederos de Goudstikker reclaman la restitución.