Un hombre de 39 años fue detenido este jueves en Mar del Plata tras consumir un sándwich en una reconocida cafetería y negarse a pagar la cuenta, que ascendía a unos $18.000. El episodio, que en principio fue tratado como una estafa, deja flotando varias preguntas sobre las causas que pudieron motivar su actitud.
El hecho sucedió cerca de las 16:30 en La Fonte D’oro, sobre la Avenida Constitución al 4800 de la principal ciudad balnearia bonaerense.
Según indicaron fuentes policiales, el hombre se sentó, pidió su comida y, una vez que terminó, se rehusó a abonar el ticket, sin ofrecer mayores explicaciones. Ante esta situación, el personal del local decidió llamar al 911.
Efectivos del Comando de Patrullas se hicieron presentes en pocos minutos y procedieron a trasladar esposado al implicado, mientras la causa quedó bajo la órbita del fiscal Fernando Lodola, titular de la UFI N°10, especializada en delitos económicos.
Si bien el hombre fue notificado del inicio de la causa por presunta estafa, no quedó detenido de manera preventiva y seguirá el proceso en libertad.
Entre hambre y delito
Por ahora no trascendieron datos sobre su situación socioeconómica, pero algunas versiones deslizan la posibilidad de que se trate de una persona en situación precaria, lo que podría dar un matiz social a lo sucedido.
En la Argentina actual, marcada por la crisis y la baja de salarios y ayuda estatal, además de aún una inflación que dispara el precio de hasta un simple sándwich a alrededor de 15 dólares, la historia abre el interrogante de si se está ante un hecho puramente delictivo o ante un episodio signado por el hambre o la necesidad.
Mientras otros delitos duermen
La escena también revivió en distintas plataformas el debate sobre qué delitos merecen una respuesta penal inmediata y cuáles parecen dilatarse en eternos expedientes.
Mientras un hombre termina esposado por no pagar un sándwich, otras estafas millonarias —incluso las que involucran a altos funcionarios, como la llamada “estafa $Libra” que protagonizó el propio presidente en ámbitos públicos— suelen requerir años de investigación, sin que los responsables pisen una comisaría.
En definitiva, el caso dejó en redes sociales más preguntas que certezas:
¿Se trató de una simple maniobra para no pagar? ¿O de alguien empujado por la desesperación a sentarse a comer algo que no podía costear?
Y, en todo caso, la pregunta que quedó flotando era… ¿amerita la detención de un hombre por un sándwich, mientras tantos delitos de guante blanco permanecen impunes?