En un taller de carpintería, detrás de los muros de la Unidad 15 de Batán, las maderas cobraron otra vida. Bajo las manos de los internos, se transformaron en rompecabezas, ta te ti, canchitas, letras y figuras geométricas. No fueron simples objetos: cada pieza estaba pensada para el juego y el aprendizaje de los más chicos.
El proyecto, impulsado por el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) con el acompañamiento del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, tuvo como protagonistas a las personas privadas de libertad que cursan capacitación en el Centro de Formación Laboral que funciona en la cárcel. Allí, con materiales aportados por la Cooperativa Telefónica de Abasto, confeccionaron un total de 175 juegos didácticos.
El destino de esa producción fue tan claro como esperanzador: los Jardines de Infantes N° 930 y 992 de Colonia Urquiza, y la Casa del Niño de Abasto, instituciones educativas que ahora cuentan con recursos nuevos para acompañar el desarrollo de niñas y niños.
La entrega se concretó el pasado 11 de septiembre y fue celebrada tanto por las autoridades penitenciarias como por representantes de la comunidad. Participaron funcionarios de la Subdirección General de Trabajo del SPB, del Complejo Penitenciario Este, de la propia Unidad 15 y del Centro de Formación Laboral N° 408.
El emprendimiento dejó a la vista una doble enseñanza: quienes están privados de libertad pueden encontrar en la capacitación laboral y en la solidaridad una forma de reparar y aportar; y, al mismo tiempo, la comunidad recibe no solo juegos, sino también un mensaje de integración y esperanza.