Ganarle a River en el Monumental después de 20 años y en el contexto en el que lo hizo Gimnasia fue una especie de hito. Que se explicó por sus intérpretes: dos ex futbolistas de Boca se destacaron en Núñez. Uno, con un gol y un tatuaje que volvió locos a los hinchas. El otro, con un nivel defensivo ABC1.
De área a área, la victoria de Gimnasia se explicó en dos fases. La defensiva, en la que el equipo de Fernando Zaniratto rechazó todos los centros que le tiraron. Con despejes clave, Renzo Giampaoli —de cantera xeneize— se mostró firme liderando un fondo en el que se destacó muchísimo Enzo Martínez.
Sin embargo, aun con 10 acciones defensivas acertadas (una menos que el jugador top, Augusto Max; al mismo nivel que Pedro Silva Torrejón y Juan Pintado), hubo otro que destacó por su gol. Por el que falló en el primer tiempo que habría aumentado la distancia: Marcelo Torres.

El Chelo Torres jugó, por tensión del momento, uno de sus mejores partidos. Por los dos tiros que tuvo. Uno, luego de un buen centro desde la izquierda que pasó cerquita, muy cerquita, tanto que Franco Armani despabiló a todos sus compañeros a los gritos. El otro: el penal.
Y ahí amerita una detención. ¿Era fácil patearlo sabiendo que no meterlo ante un Armani que venía en levantada implicaba perder al menos dos puntos en un partido que no ofrecería más chances? No. Era muy complicado. Y Torres lo hizo. Metió pausa, miró al arquero, definió perfecto y salió a celebrar.
Y el festejo siguió después de que Nelson Insfrán le atajara el penal a Miguel Borja. En el vestuario. Donde hubo reuniones y fotos en las que a Torres se le vio un tattoo que se había visto poco en este tiempo: un Lobo. ¡Sí, un Lobo! Lo lleva en la piel, y se entiende cómo jugó el partido el Chelito. Que ya es el goleador del equipo en el torneo. Que rinde en un lugar vacante luego de la salida de Castillo. Y ahí está: convirtiendo.

                                    