El reloj marcaba las 23:57 del sábado 13 de diciembre cuando el penal del lungo Pardo dio en el palo, justo después de que Muslera la rozara para que Estudiantes se vuelva a consagrar campeón del fútbol argentino. Tres minutos faltaban para la medianoche. Un dato clave para las líneas que siguen.
Porque si la consagración era después de las 12, la historia no era la misma. La princesa –príncipe en este caso- no se convertiría en calabaza, pero el enfoque hubiera sido otro.
Es que Estudiantes ganó su tercer título un 13 de diciembre y José Ernesto Sosa estuvo en los tres. Con un protagonismo estelar, además. Gol a Boca en 2006, clase magistral de cómo jugar una final en 2023 ante Defensa y pegada clave para servirle el gol a Carrillo más penal convertido hace un par de días.
Sosa, el rey de las finales
El 13 de diciembre de 2006 Sosa empezó a escribir su historia en el club. Ya lo había hecho con aquel famoso gol a Gimnasia, en 2003. Pero ese tiro libre para la consagración en la cancha de Vélez le dio el envión que precisaba para recibirse de crack.
En 2023, en la final de la Copa Argentina ante Defensa, dio una clase. Sin estar al 100% físicamente, llevó al equipo adelante cuando la pelota quemaba y después, en modo laburante, fue determinante para que el Pincha pudiera lograr un título muy celebrado para cortar otra sequía, esta vez de 13 años.

Y el sábado fue clave. A 15 años del gol a Boca, con su pegada fue determinante para llevar a Estudiantes a otro título. Primero poniéndole la pelota en el lugar exacto a Carrillo y después, ejecutando con maestría y serenidad un penal que hervía.
A los 40, a punto de ser papá y con la firme decisión de seguir jugando un año más, buscará el sábado ganar otro título para que su nombre que demás arriba de lo que ya está. Su carrera empezó como Príncipe, pero termina con un reinado que será difícil de olvidar.

