Santiago Ascacibar alzó la copa del Trofeo de Campeones, miró a Santi Arzamendia para compartirle el momento de celebración por su lesión y, luego, transitó la hierba del estadio de San Nicolás sabiendo que esa final pudo haber sido su último partido en Estudiantes. Porque River lo tuvo hasta hace unas horas en el radar, cuando finalmente cerró de palabra a Aníbal Moreno. Porque Boca también preguntó. Porque desde el exterior hay sondeos.
Otro título más, levantó el Ruso. Hijo de la casa. 28 años para 29. Edad ideal para un segundo salto afuera pero sentido de pertenencia y la chance de jugar la Copa Libertadores. Un contrato que no deja de ser importante, la frase de Sebastián Verón anunciando que la idea es retenerlo en el club pero que sin hacer “locuras”. Un contexto extraño. Una nueva oportunidad que puede darse. Y también una nostalgia precipitada, quizás.
Porque su quinto título con EDLP (Copa Argentina, Copa LPF, Trofeo de Campeones 24 y 25 y Clausura) llegó justo en el arranque del mercado. Como para que todo fuera un tanto más incómodo. No fue sencillo preparar este encuentro aislado del contexto. De la reunión de su representación en el Monumental hace unos días.
“La cabeza siempre estuvo en las dos finales. A mi representante le dije que no me mande nada porque iba a estar enfocado en esto. No me quería desviar. Uno si no, desvía el foco. Ahora sí: a pensar en el futuro“, declaró el centrocampista. ¿Cuál es el futuro? “Seguramente la de Estudiantes me queda linda pero pensaré en lo que viene. Tengo ganas de festejar“, eludió con elegancia la pregunta en diálogo con ESPN.
Aunque desde el Monumental no descartan, todavía, un último intento por él, está claro que tener abrochado a Moreno frena todo. La posibilidad de escuchar propuestas de Brasil, Europa o los Estados Unidos no deja de ser atractivo desde lo económico y, también, una solución salomónica para evitar roces. En tanto, en Boca volvió a sonar su nombre. Qué ocurrirá dependerá de los días. Si se va, se irá campeón.

