Lucas Alario. Premio a la constancia. Gol de cabeza, pipazo a la red para poner el 1-1 en un momento crítico de una final que se había vuelto cuesta arriba para Estudiantes. Y, después, un toque preciso para el 2-1. Zácate y a ganar el Trofeo de Campeones ante Platense en el descuento. Con épica. Doblete inolvidable. Y también, histórico.
¿Dos goles en una final? La historia de Estudiantes ha sumado a otro talento a ese grupo selecto: Alario. Aunque a lo largo de su vida, el Pincha tuvo a otros héroes con dobletes o más en un partido sin margen de error. De los que mejor le sientan al club para mostrar su mística.
El primero, Manuel Pelegrina, quien en la Copa de la República 1945 –en realidad, la final se jugó en 1946– hizo ¡cuatro! en una serie vibrante ante Boca: tres en la definición que acabó 4-4 y otro más en el 1-0 decisivo. En diciembre del 46, título y celebración…

Hubo que esperar 33 años para que un segundo protagonista hiciera dos: Marcos Conigliaro. Fue en la final de la Interamericana 1969, ante Toluca. La ida, en febrero del 69 en el Azteca, había sido 2-1 para el Pincha de Zubeldía (con un gol de Conigliaro y otro de Carlos Salvador Bilardo). La revancha, en La Plata, 1-2 (gol de Juan Ramón Verón). Y el empate motivó una tercera final.
Y entonces, en Montevideo, Estudiantes brilló: fue 3-0 con un gol de Gabriel Eduardo Flores y –claro– el doblete de Conigliaro para redondear el desempate y coronar otra vez con la camiseta de EDLP.

Cincuenta y seis años más tarde, fue Alario el que metió dos. En San Nicolás, ante Platense, mandó adentro una pelota que le bajó Tiago Palacios (1-1) y luego agarró perfecto un centrazo de córner para el 2-1. Y a celebrar. Y a desahogarse por ese “premio” como definió a su constancia. Esa que lo metió en la historia.

