Fernando Muslera se ganó rápido a la gente de Estudiantes. Su desafío, apenas llegó, no era simple. Porque más allá de las dudas que había juntado Matías Mansilla y que terminaron con su salida, no dejaba de ser un arquero campeón. Y el uruguayo, con toda su experiencia, no sólo venía a reemplazarlo sino a aportar también un diferencial. Y vaya si lo hizo, al punto que este lunes contra Aldosivi se ganó la primera ovación.
Sí, fue tras una tremenda tapada a Cervera, tras una duda de la defensa que dejó al delantero del Tiburón cara a cara con el arquero. Su remate, una especie de tijera, casi un misil a quemarropas, salió desde la puerta del área chica y que el uruguayo tapó en gran reacción.
No fue la primera tapada en el partido. En la previa, también había tenido otras buenas intervenciones, siempre aportando esa seguridad habitual que transmitió desde que llegó al club. Sin dudas, Muslera se acomodó rápido al Pincha y también el equipo a sus guantes. Y más allá de lo que pasó contra Banfield, esos tres goles que recibió en diez minutos, por lo general su respuesta en el arco siempre fue buena.
De hecho, en el segundo tiempo, mostró otra de sus virtudes: el gran dominio de área que tiene. Salió en cada centro que le tiraron y cortó, así, cualquier situación de peligro de Aldosivi, mostrando una gran seguridad y solvencia, al punto que se ganó el particular elogio de González Pirez: “Tenemos un arquero de la puta madre”, dijo el defensor.