La experiencia y la jerarquía de Fernando Muslera no fueron solo un nombre y un apellido. Lejos está de ser un futbolista que vive de sus mejores épocas, todo lo contrario. Llegó a Estudiantes rodeado de mucha expectativa y vaya si cumplió. Un arquero que transmite mucha seguridad y que no se achica en escenarios adversos.
Así lo demostró ante Rosario Central, un partido clave para el equipo que conduce Eduardo Domínguez ya que enfrentaba de visitante al mejor equipo del año y al mejor posicionado en la zona opuesta. Si bien Estudiantes tuvo un partido prolijo defensivamente hablando y no lo pelotearon en ningún momento, el arquero uruguayo respondió cada vez que lo llamaron.
Fueron al menos ocho centros descolgados por el ex Galatasaray. Algunos más complejos, otros más sencillos, pero todos controlados por el arquero con mucha seguridad. A eso se le suman sus grandes atajadas en partidos previos y sus buenos reflejos con los que se fue ganando su lugar en el equipo.
Un arquero con mucho liderazgo, voz de mando, y que transmite seguridad a sus compañeros, acaso uno de los aspectos más importantes. La defensa mejoró con él en el arco: recibió 22 goles en 21 partidos disputados y se fue siete veces con la valla invicta. Un gran acierto de Estudiantes, que necesitaba reforzar ese puesto ante las irregularidades de Mansilla y sumó mucha más que un buen arquero.

