Gimnasia se encuentra en una posición que hasta hace unas semanas parecía imposible. El Lobo cambió radicalmente desde que Fernando Zaniratto se hizo cargo del 11 y, con tres victorias consecutivas, se ganó un lugar en los octavos de final del Torneo Clausura. Tras ello, profundizó la levantada, dejó en el camino a Unión y ahora se medirá con Barracas Central en Cuartos.
Sin dudas no se puede dejar de lado la influencia del DT, quien se ha apoyado en cuatro protagonistas que han colaborado y mucho para cambiar del destino de un Tripero que tenía un desenlace incierto. Ellos son Enzo Martínez, Nicolás Barros Schelotto, Augusto Max y el colombiano Alejandro Piedrahita, de poca o nula acción en el ciclo de Alejandro Orfila.

En lo que respecta a los dos primeros, los grandes ganadores desde la asunción del nacido en Saladillo. Y es que ni Martínez (por lesión) ni Barros Schelotto (por decisión táctica), eran importantes en el paso del uruguayo por el Mens Sana. De hecho, el hijo de Guillermo ni siquiera sumó minutos. Debutó con Zaniratto nada menos que en el Clásico Platense. Tremendo respaldo.
Hoy por hoy, uno es puntal de la zaga central junto a Renzo Giampaoli, en tanto que el otro no sólo se asentó en sus primeros encuentros en la Primera División, sino que también es el encargado de cada pelota quieta del Lobo. Y con resultados. De hecho, el segundo gol de la victoria ante Unión de Sante Fe, precisamente de Martínez, se dio tras un centro suyo.

Junto al hijo del Mellizo aparece otro protagonista importante, quien ya había comenzado a afianzarse en el final del ciclo Orfila, Augusto Max. El tucumano, que relegó a Mateo Seoane y a Nicolás Garayalde, no tuvo la mejor carta de presentación con Lucho. Sin embargo, tras aquel horror en la caída en UNO; el DT lo bancó y éste respondió. Hoy por hoy comparte mediocampo con el hijo del Mellizo, con quien ha demostrado entederse muy bien.

El último futbolista que ha levantado considerablemente su nivel en un Gimnasia que sueña con todo es Alejandro Piedrahita. El colombiano ya había reaparecido con Chano, pero con Zaniratto explotó por completo. A partir de su velocidad y desequilibrio, fue clave en los triunfos ante River, Vélez y Unión, en los que aportó tres asistencias. Eso sin contar el pase a Bautista Merlini en el penal frente al Millonario y el centro atrás a Manuel Panaro en el 15 de Abril.

Así, el Lobo edificó una nueva estructura, basada en la mano y confianza del DT y en el rendimiento que le han devuelto sus dirigidos. Específicamente los cuatro mencionados, quienes hoy por hoy son vitales para el funcionamiento de un Tripero que sabe muy bine a lo que juega y que viene dando sobradas muestras de que está para pelear. La gloria está al alcance de las manos.


