Parecía un ciclo cumplido. A todas luces, lo era. Al punto que ese partido contra Huracán fue un verdadero quiebre. Si Estudiantes perdía, difícilmente Eduardo Domínguez hubiera seguido en el cargo. Hasta ya tenía reemplazante. Sin embargo, desde esas cenizas, el DT reconstruyó un equipo que llegó a poner de rodillas al poderoso Flamengo. Y en esta serie en especial, el entrenador del Pincha fue un gran protagonista.
Esencialmente, porque en el medio de las críticas por un equipo que seguía con vaivenes y con irregularidad, a pesar de que los fantasmas de una salida del DT se había alejado, fue responsable de que el equipo llegara con esperanzas a la revancha en UNO. Y también, de que llevara la serie de cuartos a los penales.
En la ida, el gol lo hizo Guido Carrillo. Pero lo construyó Domínguez. Lo fue a buscar cuando otros hubieran cuidado el 0-2 después del baile de los primeros minutos en el Maracaná. Creyó, apostó, hizo una buena lectura con los cambios (entraron Palacios, el pibe Pérez y Alario) y llegó el descuento.
Pero si algo se le venía cuestionando a Domínguez, incluso con la espalda que tenía por los tres títulos ganados en el club, era algunos de sus planteos iniciales. Que por lo general tenía que corregir sobre la marcha lo que había pensado. Desde ese lugar, también había perdido cierto crédito y confianza en la gente.
Sin embargo, en esta revancha con el Fla, dio una lección de táctica y estrategia. Al punto que redujo el potencial del Flamengo, lo limitó, lo anuló y, más allá de darle la pelota, en gran parte del partido lo dominó mental, física y territorialmente. Si el equipo carioca no fue lo que puede ser, fue culpa de Estudiantes. Y de su DT.
Es cierto, para eso contó con el esfuerzo, el compromiso y la respuesta de sus jugadores, que se brindaron por completo. Jugaron como había que jugar la Copa. Pero en definitiva, si hay un consuelo, una buena señal para lo que viene, está ahí.
Porque si algo le pesaba también al ciclo es que los jugadores no venían respondiendo al mensaje del entrenador. Parecía que ese vínculo había perdido fuerza, por el el desgaste del tiempo, incluso por tener que escuchar siempre las mismas palabras del mismo interlocutor. Dos años y medio de convivencia diaria en el fútbol argentino hoy es mucho tiempo. Pero contra el Fla fue diferente. Se restableció esa química. Y esto es una buena noticia para el futuro del Pincha.
Estudiantes le ganó al Fla 1-0. Nadie podrá sacarle eso. Le ganó en la cancha al equipo de los 220 millones de dólares. Lo hizo con autoridad, a pesar de quedar eliminado en los penales. Y en ese triunfo que no se pudo convertir en clasificación a la semifinal, su técnico, Domínguez, obtuvo su redención. Y recuperó su esencia.