No hay caso. Es un golpe detrás de otro. Una frustración que le da pie a otra decepción. Así fue este último tiempo para Gimnasia. O mejor dicho, para sus hinchas. Quedar afuera en los 16avos de final de la Copa Argentina contra un equipo de Primera C era lo que le faltaba a este equipo en particular y a este ciclo en general. Una situación humillante, que se agrega a la eliminación del torneo Apertura, en la que ni siquiera puedo meterse entre los 8 de un grupo de 15.
Si a eso se le suma el desencanto del clásico y hasta la situación compleja en la que el equipo está con el descenso, pues el combo es fatal, imposible de sostener, porque así no hay esperanzas. Mucho menos, un futuro alentador. Los silbidos y el reclamo con los que la gente despidió al equipo contra Platense a pesar de haber ganado en el cierre del torneo ni siquiera fueron una señal de alerta suficiente. Gimnasia logró que fuera peor.
Y cuando se habla de Gimnasia, no asoma la dirigencia ni el saliente Diego Flores como los únicos apuntados de esta crisis, de este momento de poca claridad y de tenebrosa oscuridad. Estaba claro que el ciclo del Traductor no podía seguir, era imposible que su situación se mantenga en estas condiciones, pero los jugadores también deben responder y dar la cara por este momento. Esta vez, ante un equipo de Primera C como Central Córdoba, ni siquiera los más experimentados supieron sacar adelante el partido. Y así, se fue el segundo entrenador en tres meses y poquito…
Con ellos en cancha, con Castro, con De Blasis, con Morales, el Lobo escribió otra página para olvidar. Por la forma en la que también se despidió, con un empate agónico y una definición por penales. Por la liviandad con la que jugó. Por el poco compromiso con el que afrontó un partido que le servía al hincha para mantener al menos una pequeña esperanza en esta desesperanza.
Acaso la única señal positiva sea que más bajo que esto no se puede caer, que hoy ya es fondo de olla, que el túnel no tiene (o no debería) tener mayor profundidad, que de alguna forma, que peor no se puede estar. Pero para salir, Gimnasia deberá ser consciente de que todos son responsables y culpables de este momento: dirigentes, jugadores y ahora el cuerpo técnico que venga. Porque así no se puede seguir…


