Mientras el centro de La Plata aún estaba convulsionado por los festejos de Estudiantes campeón y mientras las bocinas aún retumbaban en diversas zonas de la city, en Santiago del Estero la fiesta no terminaba.
Ya sin el presidente Verón en la cancha, la delegación de Estudiantes se tomó un tiempo extenso para celebrar con los hinchas dentro del campo y dar rienda suelta a un título impensado un mes atrás, cuando la pasillo-gate se adueñó por completo de la opinión pública.
De repente el panorama empezó a aclararse y los resultados se empezaron a dar. Y la coronación frente a Racing le dio a los jugadores margen para la relajación y el festejo.

Medina se tiró en el campo a comer unas empanadas. Domínguez se fotografió con su familia y cuanto hincha se lo pidió. Sosa se sentó con la copa entre sus piernas como si fuera un hijo, mientras Cami Homs, su esposa, a punto de ser mamá, celebraba a la distancia.
Ya cerca de las 3.30 Ascacibar preguntó si se bañaban y salían o arrancaban. La respuesta fue “nos vamos como la otra vez”. Costumbres que le dicen…
Y arrancaron los players. Esta vez no estuvo Mauro Méndez para manejar la música y el trofeo se lo llevó Eric Meza. Lo que no faltó fue la música del Negro Tecla, un clásico en cada celebración.

