En Villa Crespo y con bigotes. Su debut como jugador fue en Atlanta donde jugó 392 partidos y marcó 32 goles entre 1956 y 1969.
Campeón, canalla y figurita. En 1966 arribó a Rosario Central donde se retiró como jugador y debutó como entrenador. Allí adquirió sus dotes de formador trabajando en inferiores. Fue campeón como DT en 1973.
La marea verde. Su llegada Ferro fue un suceso. Trabajador, docente y formidable estratega metió a Ferro en la pelea grande logrando los títulos de 1982 y 1984. Inolvidable.
Demasiados egos millonarios. Julio de 1987. Los éxitos captaron la atención de River, sin embargo, los estilos de Timoteo y los de River nunca fueron del todo compatibles. Se fue en menos de un año.
La revolución tripera: Timoteo y Gimnasia comenzarían una relación que se volvería eterna. Lo llevo a pelear campeonatos y a ser protagonista cuando venía de ser penúltimo. Su estilo enamoró a la gente y Timoteo se enamoró del Lobo también.
“Campeón de la c…de tu hermana”. Una secuencia que quedará inmortaliazada. Gimnasia peleaba el campeonato y ante una multitud sin precedentes de visitantes en cancha de Ferro, Favio Fernández se hacía expulsar tontamente. La reacción lo dice todo.
Perfil europeo: Timoteo y el camperón del Betis. La Liga no tuvo piedad con Griguol que, al no poder sacar del fondo al equipo sevillano, se fue rápìdo de su única experiencia en el viejo continente.
Tu casa: Griguol otra vez al Bosque. Sería su segundo paso por el club y no el último, su sabiduría, mezclada con su picardía para facturar con sponsors en su gorra no será olvidada nunca. Un formador nato. En el lobo dirigió a los mellizos, Chirola Romero, Beto Márcico, Pampa Sosa y Lucas Lobos y Leandro Cufré entre tantos talentos.
Estancia Chica y la pasión de su gente. Tras un breve paso por Unión, Timoteo volvería al Lobo en 2003. Fue su última experiencia como técnico, dejando una huella imborrable.
Tiempo de reconocimientos: El Concejo Deliberante y la Asociación Rosarina de Fútbol homenajeando a un tipo que dejó su marca por cada rincón donde estuvo.
Timo y Pedro: Un amor sín límites, Griguol lo supo dirigir en su paso por River y en su última etapa como jugador en Gimnasia. La relación se acentuó con los años.
Con Guillermo en su otra casa. Guillermo también posó junto al hombre que sacó lo mejor de él en el Lobo. “Nos pedía que, además de jugar, teníamos que estudiar algo..un terciario algo” contó el mellizo sobre el maestro.
2014. En Córdoba, Las Palmas está su cancha: Su casa y su barrio le dieron al estadio de la ciudad el nombre de Carlos Timoteo Griguol. El maestro es amado en cada rincón del país.
La eternidad en bronce: Los campeonatos conseguidos por Ferro hacen que, en Caballito, como en Córdoba y La Plata, Timoteo sea lo más grande. Conquistó no sólo por sus títulos sino también por sus formas. Humilde y respetuoso se ganó cada aplauso.














