En medio de un clima de agitaciรณn por la crisis del financiamiento de las universidades decidido por el veto de Javier Milei, confirmado en el Congreso a la ley, la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) brillรณ por razones bastante ajenas a la protesta que atravesaba otras unidades acadรฉmicas.
Mientras estudiantes toman las facultades en reclamo del mencionado veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario, un evento de la marca de bebida alcohรณlica Campari convirtiรณ a la icรณnica sede de Figueroa Alcorta en el escenario de una fiesta privada. Irรณnicamente, mientras el resto de las facultades “tomaba” en seรฑal de protesta, en Derecho la “toma” era de otro tipo: la del vaso.
LA DISTINTA “TOMA” DE DERECHO
El martes por la noche, la fachada de la Facultad de Derecho resplandecรญa con un llamativo color rojo-anaranjado, cortesรญa de las luces y proyecciones que anunciaban la nueva botella de Campari.
Celebridades del รกmbito del espectรกculo desfilaban por la entrada, mientras en otras facultades la รบnica luz provenรญa de las velas en vigilias y asambleas.
Benjamรญn Vicuรฑa, Lizardo Ponce y Florencia Torrente fueron algunos de los invitados que disfrutaron de mรบsica en vivo y tragos, mientras los estudiantes de otras facultades debatรญan sobre el ajuste en las aulas.
Asรญ, en un contraste tragicรณmico, Derecho parecรญa haberse desligado del conflicto, mostrando una versiรณn โglamโ de la vida universitaria.
Este evento generรณ una ola de indignaciรณn, tanto dentro como fuera de las aulas. Mientras Filosofรญa y Letras, Veterinaria y Sociales permanecรญan tomadas por sus estudiantes, en redes sociales empezaron a circular fotos y videos de la fastuosa fiesta en Derecho.
La crรญtica no tardรณ en llegar: โEn Derecho no hay toma de facultad, pero la toman para hacer marketing de Campariโ, publicรณ una estudiante en X. El ingenio popular no faltรณ: โArrancรณ la toma en la Facultad de Derecho. La toma de Campariโ, tuiteรณ otro usuario, ironizando sobre el contraste.
Lo paradรณjico del asunto radica en que mientras se vetaba el financiamiento de la universidad pรบblica, una marca privada alquilaba su fachada para un evento promocional.
UN “SALรN VIP” EN LA UBA
De manera sutil pero evidente, la escena se convirtiรณ en una representaciรณn del estado de las cosas: la toma no era por parte de los estudiantes, sino por parte de una empresa. El espacio pรบblico de una universidad de renombre mundial se transformรณ en una suerte de salรณn de eventos VIP.
Los estudiantes de otras facultades no dejaron pasar la oportunidad para seรฑalar el patetismo de la situaciรณn. โEn Filosofรญa estamos sin recursos para comprar fotocopias y en Derecho tienen presupuesto para armar fiestasโ, criticรณ un estudiante.
Y aunque no faltรณ el que sugiriรณ que el alquiler de la Facultad para eventos podrรญa ser una soluciรณn de financiamiento, la mayorรญa considerรณ que la decisiรณn de permitir esta fiesta en un contexto de crisis resultaba, como mรญnimo, desafortunada.
Asรญ, mientras las luces de Campari se apagaban, las crรญticas seguรญan encendidas. En un momento donde las universidades nacionales debaten su futuro bajo la sombra del ajuste, la imagen de la Facultad de Derecho iluminada por una marca se convirtiรณ en un sรญmbolo de las contradicciones y absurdos que atraviesan la vida universitaria en la Argentina actual.