La intuición medicinal de los orangutanes está permitiendo a científicos asombrarse ante un descubrimiento revolucionario. En las profundidades del Parque Nacional Gunung Leuser en Indonesia, un equipo internacional de investigadores fue testigo de un evento sin precedentes: un orangután de Sumatra, conocido como Rakus, mostró un comportamiento que podría redefinir nuestra comprensión de la medicina animal al autotratar sus heridas.
Rakus utilizó el jugo de las hojas de Akar Kuning, una planta trepadora, para aliviar esa herida abierta en su rostro. Este acto de automedicación es posiblemente el primer registro de un animal no humano utilizando deliberadamente una planta medicinal para curar una lesión.
¿CONOCIMIENTO O INTUICIÓN?
El análisis químico de Akar Kuning reveló una composición rica en propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antioxidantes, lo que la convirtió en un agente ideal para la cicatrización de heridas.
La bióloga cognitiva y primatóloga Isabelle Laumer, del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal en Alemania, documentó meticulosamente la recuperación de Rakus.
Apenas unos días después de aplicar las hojas masticadas de Akar Kuning sobre su herida, se observó una notable mejoría y, luego de unas semanas la lesión era apenas perceptible.
La Akar Kuning, o Fibraea tinctoria, ha sido utilizada en la medicina tradicional durante siglos en Asia y África. Sus compuestos activos ofrecen un potente efecto analgésico y son eficaces en la reducción de inflamaciones y la prevención de infecciones.
Sin embargo, lo que sorprendió a los científicos es la elección de Rakus, ya que, a pesar de la prevalencia de la planta en su hábitat, los orangutanes raramente la consumen.
La rápida curación de la herida de Rakus, sin signos de infección, plantea preguntas sobre si su elección fue instintiva o aprendida. La comunidad científica aún no sabe si Rakus era consciente de las propiedades específicas de la planta, pero su comportamiento sugiere una posible intuición animal hacia la medicina natural.
Si este tipo de automedicación se observa más comúnmente entre los orangutanes u otros grandes simios, podría indicar que las prácticas médicas humanas tienen raíces en comportamientos ancestrales que compartimos con nuestros parientes primates.
MEDICINA ANIMAL AUTOPRESCRIPTA
Este descubrimiento no solo es fascinante por su rareza, sino que también desafía la distinción entre el conocimiento instintivo y el aprendido. Muestra cómo los animales, al igual que los humanos, pueden reconocer y utilizar los beneficios de ciertas plantas sin comprender completamente su mecanismo de acción.
La experiencia de Rakus abre un nuevo capítulo en la etología y sugiere que la línea entre la intuición y el conocimiento adquirido es mucho más difusa de lo que se pensaba anteriormente.