La muerte de la querida actriz Selva Alemán conmueve profundamente al mundo del espectáculo argentino. Su carrera, marcada por la pasión y el talento, la convirtió en una de las artistas más respetadas de su generación. Sin embargo, detrás de su éxito, se encontraba la influencia y el legado de su madre, la también reconocida actriz platense Carmen Vallejo.
Esta figura fundamental en la vida de Selva también fue muy querida en el ámbito artístico y dejó una huella imborrable en el teatro, la radio y la televisión argentina.
LA ACTRIZ QUE INSPIRÓ A LA ACTRIZ
Carmen Vallejo había nacido el 26 de noviembre de 1922 en la capital bonaerense.
Desde muy joven, mostró un gran interés por las artes escénicas y comenzó su carrera en el teatro.
Sin embargo, fue en la radio donde encontró su primer gran éxito. En los años 40, Vallejo se consolidó como una de las grandes figuras de los radioteatros, el formato más popular en esa época.
Su simpatía y versatilidad para interpretar roles cómicos y dramáticos la convirtieron en una de las voces clásicas de la radio argentina.
Rufina Carmen Vallejo, tal cual su nombre de nacimiento, a los 8 años descubrió que quería ser actriz “cuando cantaba en los actos del colegio. Mi escuela me prestaba a otras escuelas y siempre me pedían de una de curas que hay en La Plata, San Vicente de Paul, para que les cantara a los chicos pupilos los fines de semana. Armaban shows y luego pasaban una película, que era siempre la misma: Queremos cerveza (1933)”.
Vallejo tenía una capacidad única para hacer reír al público, y su estilo, natural y cercano, la convirtió en una figura popular y muy querida por la audiencia.
A medida que avanzaba la televisión en Argentina, Carmen Vallejo se adaptó perfectamente al nuevo medio. Durante las décadas del 60 y 70, participó en una variedad de programas y ciclos televisivos que consolidaron aún más su carrera.
Casada con el músico de jazz Oscar Alemán, se consagró con sus actuaciones en La Tuerca, donde trabajó junto a grandes humoristas de la época, y se convirtió en una figura destacada en la pantalla chica. También Alta Comedia y Los Campanelli a lo largo de la década de 1960 y 1970 fueron de sus labores más destacadas. En los últimos años participó en los ciclos televisivos Poné a Francella, y La niñera.
Su carrera cinematográfica es breve, pero llegó a participar en ocho películas, entre ellas Un viaje de locos, Crecer de golpe, 18-J, Luisa, entre otras. En 1964, fue dirigida por Edgardo Borda en Mis hijos y yo, con la protagonización de Marta González y guiones de Hugo Moser.
SIEMPRE MENCIONABA A GIMNASIA
Más allá de su carrera artística, Carmen Vallejo era conocida por su fuerte arraigo platense y su amor incondicional por el Club de Gimnasia y Esgrima La Plata.
Como hincha del “Lobo”, Vallejo nunca ocultó su pasión por el equipo tripero, y solía hablar con entusiasmo sobre su querido club. Su relación con Gimnasia trascendía el ámbito deportivo, porque lo veía como una conexión profunda con su ciudad y sus raíces.
En lo personal, Carmen fue madre de Selva Alemán de un matrimonio anterior al de Oscar Alemán, aunque la actriz fallecida hace pocos días adoptó su apellido.
Selva siempre recordó la influencia que su madre tuvo en su carrera, no solo como guía profesional, sino como un ejemplo de dedicación y amor por el arte.
En 1998, acrecentó su popularidad entre las nuevas generaciones con el programa de televisión Gasoleros.
EL LEGADO DE LA MADRE DE SELVA
Carmen Vallejo falleció el 20 de abril de 2013, a los 90 años, dejando tras de sí un legado invaluable en el mundo del espectáculo argentino.
Al recordar a Selva, no se puede olvidar el papel que Carmen Vallejo jugó en su vida y en la historia del espectáculo argentino. Fue una actriz, una madre y una hincha tripera que dejó una marca imborrable, tanto en la ciudad como en el club de sus amores y en el mundo del entretenimiento.
Ese legado sigue vivo en el corazón de quienes la conocieron y admiraron, y también en el arte que tanto amó.