Pasaron 9 años desde aquel 3 de junio de 2015, fecha en la que el país estuvo atravesado por la aparición del movimiento Ni Una Menos, y la consigna sigue más fuerte que nunca. Año a año, muchos colectivos sostienen la importancia de una herramienta clave para el cambio social: la Educación Sexual Integral (ESI).
Una de las frases que más resuenan en las calles durante las marchas es Sin ESI no hay Ni una Menos. Pero, ¿qué significa eso?, ¿de qué manera funciona?. Liliana Maltz, Nadia Gómez y Cristina Bronzatti son tres docentes que trabajan la ESI desde hace muchos años y explican cómo las instituciones educativas son los verdaderos espacios de cambio y por qué es tan importante.
Lo cierto es que desde 2006 en Argentina existe la Ley N.° 27.234, “Educar en Igualdad: Prevención y Erradicación de la Violencia de Género”, que establece la obligatoriedad de organizar jornadas en escuelas de todos los niveles educativos, donde se visibilicen y afiancen saberes y prácticas que contribuyan a prevenir y erradicar la violencia de género.
Liliana Maltz es coordinadora y autora de libros de Educación Sexual Integral y explicó a Infocielo que la ESI “es absolutamente transversal y se trabaja todos los días”, y en fechas como el Ni una Menos particularmente se pone en valor esta problemática “pero no significa que hay que esperar a la jornada para poder abordarla”.
Y es que en la escuela, “las y los docentes, son quienes tienen la posibilidad y obligación de poder trabajar en la revisión de estereotipos de género que generan muchas veces situaciones de injusticia y desigualdad, no sólo en términos de femicidio, sino que se ven en cuestiones de la vida cotidiana”, sostuvo Maltz refiriéndose a, por ejemplo, la brecha salarial, el techo de cristal o el trabajo doméstico.
Nadia Gómez, docente de Nivel Inicial especializada en Jardín Maternal y Diplomada en Educación Sexual Integral, explicó que “los femicidios hablan de cómo nos vinculamos entre hombres y mujeres. Como ciertos hombres consideran muchas veces que las mujeres somos propiedad de ellos, y la ESI nos permite es repensar, en ese estereotipo”.
Al respecto, la también Directora de un Centro de Desarrollo Infantil en Quilmes y capacitadora docente, agregó que, al hablar de estereotipos, nos referimos a “esas características marcadas muy binarias en el que los hombres deben actuar de una determinada manera, generalmente relacionados con la violencia, la rudeza, el poder económico y, por otro lado, a la mujer se la percibe más pasiva, que se dediquen al interior del hogar, que estén relacionadas con la maternidad” y “la ESI nos ayuda a cuestionar estas estructuras tan fuertes que hoy están más visibilizadas pero siguen sucediendo”.
Ni Una Menos, desde la mirada de la ESI
La ESI se desarrolla en todos los niveles educativos: desde el jardín maternal, hasta la escuela secundaria. Claro está que las formas de comunicar y repensar varían según las edades pero, ¿de qué manera se abordan estas temáticas?
Existen diversidad de recursos que las y los docentes pueden trabajar en cada clase como bibliografía específica, recursos audiovisuales, textos, películas, y muchas otras. A través de estas herramientas se pueden desarrollar diversos ejes y conceptos como femicidio, violencia de género, diversidad sexual, entre otros.
Cristina Bronzatti, docente y capacitadora en Educación Sexual Integral, explica que en el caso de las escuelas secundarias, por ejemplo, “se pueden realizar a través de cuentos, una película, lectura de definiciones” y detalla que “si bien la ESI debe ser transversal a todas las materias, hay fechas especiales como el Ni una Menos que nos convocan a realizar una jornada o un taller”.
La profesional sostiene que la ESI es una herramienta muy poderosa para la transformación de estos conceptos, como bien puede ser el de amor romántico. “Si miramos las estadísticas, más del 50% de las personas que asesinaron a las mujeres eran parejas actuales o ex parejas, es decir, personas que decían amar a la víctima, por eso hay algo en el concepto de amor que hay que desarticular”.
Lo cierto es que, según los datos del observatorio “Ahora que si nos ven”, se registraron al menos unas 2.544 muertes en manos de la violencia machista en los últimos 9 años. Esta cifra arroja casi una muerte por día, ya que se observa 1 femicidio cada 31 horas.
Del total, en el 85% de los casos el femicida pertenecía al círculo íntimo de la víctima; mientras que en el 63% de los casos tuvieron lugar en la vivienda de las víctimas. Respecto a las medidas que tomó la víctima ante ataques previos del victimario, el informe asegura que 2 de cada 10 de las víctimas de femicidio habían realizado al menos una denuncia.
El cambio desde las primeras infancias
Como vimos, la ESI se puede trabajar desde los primeros años de vida, en maternal y jardín de infantes. Nadia Gómez, quien trabaja con niños y niñas desde los 45 días hasta los 5 años, profundiza que lo ideal es interpelar “estereotipos de juegos y juguetes, profesiones, poniendo en valor la diversidad de familia, revisar las tareas que corresponden a las mujeres y varones”.
“Las infancias simbolizan lo que ven de los adultos referentes, por eso hay que habilitar el juego: proponer cuentos con diversidad de historias, que hablan de estereotipos, de situaciones de abuso, sobre el cuidado del cuerpo, de las diversidades familiares y demás”, agregó la profesional. Pero también es clave “trabajar la idea del consentimiento. Enseñar quién y de qué manera los abraza, los besa, los cambia”.
En síntesis, la ESI en las infancias propone “habilitar los espacios, mostrar la posibilidad de las mujeres en la inserción laboral, es mostrar a los niños que ellos también pueden llorar. Se puede trabajar desde el cotidiano, desde el juego, la literatura, el arte”, agregó Nadia y detalló que “como todo cambio estructural tiene que comenzar en la raíz, y la raíz en nuestro inicio de socialización comienza en el nivel inicial”, por lo que es el momento ideal.
¿Qué significa la frase “Sin ESI no hay Ni una Menos”?
“La ESI viene a revisar nuestra crianza, la manera de ser educados, aspectos de nuestra vida que anteriormente no nos habíamos cuestionado”, explica Gómez y especifica que, entonces, “sin todas esas puertas que nos abre la ESI no podemos hablar de Ni Una Menos, porque las cosas no cambian porque sí”.
“Que haya un número al que llamar para hacer una denuncia, obvio que me parece bien, pero es una herramienta que ayuda cuando algo ya sucedió. Entonces, ¿cómo hacer que esto deje de suceder? Inevitablemente tiene que ver con algo más educativo, un cuestionamiento más profundo. Sin todo esto que nos trae la ESI no podemos decir que no va a haber ninguna muerta más a causa de un femicidio”, destacó.
Al respecto, la docente de secundaria Cristina Bronzatti sostuvo que “sin ESI van a seguir existiendo los femicidios y la violencia de género, y que es importantísimo entender que la escuela tiene un lugar privilegiado para el cambio social. Por eso cuando vemos que se desactivan algunas instituciones que promueven derechos y capacitaciones, como el Instituto Nacional de Formación Docente que no están dando capacitaciones me preocupa”.
Uno de los factores claves de la Educación Sexual Integral es que haya docentes formados en las diversas áreas que se trabajan. “Alguien que no esté formado no la puede dar, porque puede estar repleta de prejuicios, de opinión y no de información. Si no hay presupuesto para las capacitaciones, la ESI va a ser cada vez más débil. Si no podemos entender la importancia real en esto, difícilmente podamos encontrar cambios sociales significativos en los próximos años”, también expresó la profesional.
Liliana Maltz, por su parte, expresó que este contexto es muy complejo para las y los docentes, especialmente para quienes desarrollan los contenidos de la ESI: “no solo desde los discursos, inventando mentiras respecto de la ESI, sino desfinanciado al programa nacional, echando gente, no dando recursos para capacitaciones, materiales, cerrando muchos sitios donde se comparten gratuitamente materiales. El contexto es complejo pero cada vez son más los docentes que sienten este compromiso”.
Otro 3J en las calles
Desde el 2015 hasta la actualidad, cada vez son más los niños, niñas y adolescentes que se suman a cada una de las marchas en contra de la violencia de género y los femicidios. La ESI les permite reflexionar y comenzar su propia lucha, situación que emociona a quienes son parte de ese cambio e impulsa a seguir por ese camino.
“A veces uno duda si va por buen camino y cada vez que veo jóvenes que están en las marchas, visibilizando sus derechos, luchando por los derechos de otras personas también, me parece que vamos por buen camino y que las semillas que intentamos plantar están muy bien”, expresó Nadia Gómez a Infocielo.
Pero no están solos, caminan las calles y agarran sus carteles a la par de sus madres, tías, abuelas, hermanas: “me parece emocionante las familias, esas personas que van con sus hijos, porque ir a una marcha es un acto pedagógico, estamos enseñando a través de la acción concreta que hay que estar en las calles”, también compartió.
Por su parte, Maltz manifestó que “en este momento donde hace poco ocurrió el lesbicidio de Barracas, y el femicidio de la docente bibliotecaria Erica Torres, cobra más vigencia la importancia de poder movilizarnos este 3J y que en todas las escuelas esto sea motivo de debate, trabajo, rondas y también acercar a las familias para compartir con ellas esta problematica”.
La realidad es que este lunes, a nueve años del primer Ni Una Menos, una nueva marcha se va a realizar en todo el país y nos recordará que, aunque falte mucho para que las mujeres y disidencias puedan dejar de preocuparse por la violencia de género y femicidios, la lucha organizada y una Educación Sexual Integral en todos los niveles, es clave para generar cambios positivos en la sociedad.