Entre 1976 y 1983, Argentina vivió una de sus etapas más oscuras bajo la última dictadura cívico-militar. La represión ilegal, los secuestros y las torturas marcaron a fuego a la sociedad: 30.000 personas desaparecieron víctimas de un régimen despiadado. La provincia de Buenos Aires fue uno de los escenarios principales de este horror, con múltiples centros clandestinos de detención donde se violaron sistemáticamente los derechos humanos. Sin embargo, estos sitios han sido recuperados como espacios de memoria, verdad y justicia, para que el pasado no se repita y las nuevas generaciones conozcan la historia.
La Mansión Seré: el lujo convertido en horror
Ubicada en Morón, la Mansión Seré fue un centro clandestino de detención y tortura entre 1976 y 1978. Originalmente, una residencia elegante, fue tomada por la Fuerza Aérea y utilizada como un espacio de represión.
Sobrevivientes relataron que el lugar fue rebautizado por los militares como “Atila” y se convirtió en un sitio de terror. En 1978, la casona fue demolida para borrar evidencia, pero en 2002 comenzaron excavaciones que permitieron reconstruir su estructura. En 2013, se inauguró el Espacio Mansión Seré, donde se realizan visitas guiadas, talleres educativos y actividades culturales en memoria de las víctimas.
El Pozo de Banfield: memoria y resistencia
Este centro clandestino operó entre 1974 y 1978 en Lomas de Zamora. Allí, cientos de personas fueron detenidas ilegalmente y sometidas a torturas. También funcionó como una maternidad clandestina: al menos ocho bebés nacieron allí y fueron apropiados ilegalmente, aunque cinco lograron recuperar su identidad.
Desde 2006, el Pozo de Banfield es un espacio para la memoria. Se organizan recorridos históricos, presentaciones culturales y actividades educativas. La lucha por la verdad sigue presente en este sitio, donde se busca mantener vivo el compromiso con los derechos humanos.
El Infierno de Avellaneda y el sector 134: huellas imborrables
Conocido como “El Infierno”, este centro de detención se ubicaba cerca del Riachuelo y fue un símbolo del terrorismo de Estado en Avellaneda. Actualmente, es un espacio de memoria donde se realizan visitas guiadas que reconstruyen la historia de sus víctimas y sobrevivientes.
Una de las conexiones más impactantes con este sitio es el sector 134 del Cementerio de Avellaneda, una fosa común donde fueron hallados más de 336 cuerpos. Gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), se ha logrado identificar a varias víctimas y reconstruir parte de la historia de quienes pasaron por “El Infierno” antes de ser asesinados.
El Pozo de Quilmes: una herida abierta
Entre 1975 y 1979, la Brigada de Investigaciones de Quilmes fue utilizada como centro clandestino de detención dentro del Circuito Camps. Más de 260 personas estuvieron secuestradas en este sitio, entre ellas, mujeres embarazadas y ciudadanos extranjeros.
El espacio fue recuperado como un lugar de memoria, donde se realizan visitas guiadas, encuentros educativos y actividades de concientización. La Comisión Provincial de la Memoria lidera iniciativas para que este lugar continue siendo un testimonio del pasado y un compromiso con el futuro.