El diario La Nación sorprendió este martes 19 de agosto al anunciar que IRSA, la empresa liderada por Eduardo Elsztain y dueña de los principales shoppings del país, puso nuevamente en marcha en La Plata el proyecto Distrito Diagonal, un complejo de usos mixtos que incluirá locales comerciales, oficinas, viviendas, clínica y hotel.
Según lo publicado, la inversión directa alcanzará los 130 millones de dólares y se proyecta que el lanzamiento comercial se concrete hacia fines de 2025 o principios de 2026, en términos constructivos, “ya”.
El proyecto, dice el diario de “los Mitre”, se levanta en un predio de 78.614 metros cuadrados estratégicamente ubicado entre Camino General Belgrano, la calle 511, la avenida 19 y la avenida 514, en la zona norte de la capital bonaerense, y cuenta con la aprobación para construir 116.552 m² de usos mixtos.


Se trata de un emprendimiento esperado desde 2019, frente al actual Changomás. En aquel entonces se habló de inminencia, pero durante seis años el terreno permaneció inmóvil, con maquetas archivadas y hasta señales de que el proyecto podía quedar en la nada.
Hoy, el anuncio vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de que La Plata deje de cargar con ese mote que se le adjudicó durante años: “la ciudad sin shopping”.
Una frase nacida en la radio platense
Ese rótulo, que ahora repiten medios porteños como si siempre hubiera estado allí, tiene en realidad una historia local.
En 2014 cuando quien esto escribe, trabajaba como conductor en una FM local, tomé la decisión de titular aquel programa de radio Ciudad sin Shopping. No fue un capricho: desde 2004 ya tenía esa idea al notar que, a diferencia de tantas ciudades del mundo, La Plata seguía sin contar con un centro comercial de gran escala.
El nombre no apuntaba solo a la falta de un mall, sino a una serie de carencias históricas de la ciudad: un aeropuerto operativo, la siempre prometida estación ferroautomotor, el puente hacia Colonia desde Punta Lara y la plena habilitación del puerto local.
El ciclo radial se propuso reflejar esas deudas urbanas, y la frase quedó como un guiño identitario entre los oyentes.
Por eso, leer en 2025 que se menciona aquel término en un diario nacional —sin que el programa hubiera tenido repercusión en Buenos Aires ni su autor sea un periodista “reconocido” — se siente como con un valor especial. No se trata de reclamar autorías, sino de subrayar que esa definición nació en la propia ciudad, desde su cotidianeidad.
La ciudad de las promesas
Claro que los platenses ya sabemos que los anuncios suelen ser más fáciles que las concreciones.
La historia de Distrito Diagonal es un buen ejemplo: en 2019 se habló de inicios inmediatos; en 2020 y 2021 apenas se vieron pastizales; y en 2024 la propia web de IRSA había rebajado las expectativas, mencionando el predio sin presentar avances significativos.
La Plata se acostumbró a vivir entre esas promesas: el aeropuerto internacional que nunca llega, la estación de trenes que aún se sueña, el puente con Uruguay que fue noticia en cada campaña, el puerto que funciona a medias. Y ahora, el shopping que podría dejar de ser promesa para convertirse en realidad, pero que todavía genera dudas.
Entre la expectativa y el escepticismo
El anuncio de IRSA despierta entusiasmo, por el empleo que promete y la renovación urbana que implicaría. Pero también deja flotando la pregunta de siempre: ¿será esta vez distinto? Y otra duda más… ¿No llega tarde el Shopping, cuando en el mundo la idea de estas extensiones gigantes parece ir en retroceso?
Sí, alguno dirá que no hay adminículo que nos venga bien, pero es que como sucede con la lentitud de la justicia, que deja de hacerla “justa”, la concreción de proyectos demasiado tarde, también puede ser algo “no positivo”.
Lo cierto es que la capital bonaerense se encuentra, una vez más, frente a un proyecto que puede transformar su perfil. Y mientras la empresa asegura que en menos de dos años los platenses podrán recorrer su primer shopping, no son pocos los que prefieren esperar a verlo construido antes de creer.
Después de todo, en La Plata sabemos que las etiquetas —como aquella de ciudad sin shopping— nacen rápido, pero concretarlas suele costar bastante más. Y ya no le creemos al pastor que anuncia siempre la llegada del lobo.

