La inteligencia artificial dejó de ser una promesa para convertirse en una herramienta cotidiana en la medicina. En los centros de diagnóstico por imágenes, ya colabora en la detección de enfermedades con una precisión que hasta hace poco parecía imposible.
“Hoy encontramos nódulos tan pequeños que hay que buscarlos con inteligencia artificial”, contó -en el aire de Palabras más, palabras menos, en LA CIELO- el doctor César Torres, profesor de la Universidad Nacional de La Plata y presidente de la Sociedad de Diagnóstico por Imágenes de la Provincia de Buenos Aires. Según explicó, en algunos centros de La Plata se trabaja con un modelo combinado: “La inteligencia artificial da un diagnóstico y después lo revisa el médico. Es como si lo evaluaran dos personas.”
Torres asegura que los algoritmos pueden detectar diferencias de apenas dos milímetros entre un estudio y otro, algo que escapa al ojo humano. “Me mandaron un informe generado por inteligencia artificial y comparaba cosas que yo no puedo visualizar. Esa es la ventaja: complementa nuestro trabajo”, señaló.
El especialista insiste en que la IA no reemplaza a los médicos, pero cambia la dinámica del diagnóstico. “Vino para quedarse —advierte—. Lo importante es la buena utilización. Como todo, depende de cómo se use.”
Esa transformación tecnológica será uno de los ejes del Primer Congreso de Diagnóstico y Terapéutica por Imágenes, que organiza la Sociedad de Radiología bonaerense. El encuentro se realizará los días 7 y 8 de noviembre en el Teatro Argentino de La Plata, con inscripción gratuita y modalidad presencial. Más detalles sobre el evento se pueden obtener en este enlace.
“Queremos compartir experiencias y discutir los desafíos de una especialidad que cambió radicalmente en los últimos años”, explica Torres. “En un siglo pasamos de la primera radiografía borrosa a reconstrucciones 3D con un nivel de detalle que asombra.”
El Congreso contará con médicos, técnicos y docentes de toda la provincia y del país, y también dedicará un módulo específico a la inteligencia artificial aplicada al diagnóstico. “Estamos en un momento bisagra —dice Torres—. La tecnología avanza, pero el desafío sigue siendo humano: cómo la usamos y cómo la ponemos al servicio del paciente.”

