En un contexto de fuerte desfinanciamiento y cuestionamientos al sistema científico nacional, un equipo de investigadores e investigadoras argentinas logró desarrollar una herramienta de diagnóstico que representa un avance clave en salud pública: un test molecular rápido, sensible y accesible que permite detectar en menos de una hora infecciones causadas por virus y bacterias como dengue, Chagas, viruela del mono, chikungunya y Covid-19.
El desarrollo pertenece a la empresa Neokit S.A.S., un consorcio público-privado conformado por el Conicet y el Laboratorio Pablo Cassará S.R.L. Su historia comenzó en 2011, cuando el biólogo Adrián Vojnov, investigador del Conicet en el Instituto de Ciencia y Tecnología César Milstein (Conicet-Fundación Pablo Cassará), desarrolló un kit para detectar la enfermedad de los cítricos conocida como “dragón amarillo”. A partir de esa experiencia, Vojnov y la investigadora Carolina Carrillo comenzaron a trabajar en una herramienta de diagnóstico para el Chagas congénito, una afección de difícil detección en recién nacidos.
Tras una serie de pruebas y ajustes, el kit resultó ser eficaz y económicamente viable. A partir de allí, el equipo amplió su alcance hacia otras enfermedades como sífilis, dengue y chikungunya. Pero el punto de inflexión llegó con la irrupción del SARS-CoV-2 en enero de 2020. En tiempo récord, solicitaron muestras al Instituto Malbrán y en mayo de ese mismo año ya contaban con un kit de diagnóstico para Covid-19 tan sensible como una prueba PCR, pero con una ventaja fundamental: el resultado estaba disponible en una hora. En dos años vendieron más de seis millones de pruebas, que también fueron exportadas a países como Panamá, Bolivia, Colombia, Canadá, El Salvador y Paraguay.
“Todo lo que habíamos hecho antes nos dio experiencia para que cuando llegara la pandemia ya tuviéramos mucha experiencia de cosas que funcionaban y cosas que no”, señaló Vojnov, quien valoró el rol de la ciencia pública y su articulación con el sector privado. “Eso nos permitió responder rápido y hacer algo muy reconfortante: poner el esfuerzo en un momento muy difícil socialmente y lograr el desarrollo de los kits de diagnóstico que más se vendieron en el país”, recordó.
Tecnología accesible al servicio de la salud
La técnica de Neokit se basa en un sistema molecular que no requiere equipamientos costosos ni personal altamente especializado. “Una vez que se toma la muestra, que puede ser de sangre, un hisopado o incluso las nervaduras de una planta, según la enfermedad a detectar, se introduce en un tubo con un reactivo colorimétrico que cambia de color”, explicó Carrillo. “Si después de una hora a temperatura constante el líquido sigue violeta, es negativo. Si se vuelve azul-celeste, es positivo”, detalló.
Otra de las grandes ventajas del desarrollo es su bajo costo: “Este kit no necesita conservación a -20°C como otros test moleculares, y su precio ronda los cinco dólares, cuando una PCR puede costar entre quince y veinte”, agregó Carrillo.
El equipo de Neokit se completa con las investigadoras Luciana Larocca y Fabiana Stolowicz, del Conicet en el ICT-Milstein, y el investigador Santiago Werbajh, de la Fundación Pablo Cassará. Su trabajo demuestra el impacto positivo que puede tener la ciencia nacional cuando se la apoya y se la articula con políticas públicas orientadas a resolver problemas concretos de la sociedad.