Si te gusta recorrer y disfrutar de los paisajes, gastronomía y costumbres de las diversas zonas de la provincia de Buenos Aires, hay varios destinos que reciben a sus visitantes con hermosas vistas y actividades. Una de las propuestas que brinda la región bonaerense es poder conocer bodegas para descansar y conocer los productos bonaerenses.
Catas guiadas, gastronomía bonaerense, historias familiares, naturaleza y más: la Subsecretaría de Turismo bonaerense recomienda dos bodegas a menos de 200 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, “un paseo ideal para esta época del año”. Qué hacer en Las Flores y Campana.
Dos bodegas para descubrir en la provincia de Buenos Aires
Vinos y baños de bosque en Campana
Sobre el kilómetro 65 de la Ruta Nacional 9 en el partido de Campana, se encuentra Gamboa, una bodega que a su propuesta gastronómica y de visitas guiadas, sumará los baños de bosque. Se trata de una práctica japonesa conocida como Shirin Yoku que invita a sumergirse en la naturaleza y a experimentar beneficios para la salud.
“Son paseos diseñados cuidadosamente en secuencias de actividades de conexión con el ambiente que potencian los efectos terapéuticos naturales”, detalló Marcelo Chocarro, gerente general del emprendimiento. Además, explicó que Rocío Ferraro, guía certificada en baños de bosque y profesional en terapia de bosque del país, estuvo a cargo de la evaluación ecosistémica del lugar.
Una de las áreas indicadas para esta práctica se encuentra de cincuenta a cien metros desde el final de los viñedos, donde comienza la vegetación y hay una laguna estacional. La bodega elabora vinos de las cepas malbec, pinot noir y cabernet franc que se pueden degustar en Casa Gamboa.
Maridaje perfecto en Las Flores
En Las Flores, La Blanqueada se encuentra ubicada a cinco kilómetros de la ciudad cabecera y en su chacra se realizan catas guiadas, maridajes con sabores regionales y degustación de la carne típica florense: cazuela de cordero al malbec con papines y empanadas fritas en grasa dentro de una olla antigua.
Mauricio Propato y Ana, son la pareja a cargo de este lugar que ofrece dos vinos con el mismo proceso hasta el prensado: “Baya Prohibida se cría en tanque de acero inoxidable, implica menor tiempo de elaboración, es suave y liviano; y Bricconne, en barricas de roble francés”, según dijo Propato al organismo.
También coordinan recorridas al tambo La Delfina donde fabrican quesos, yogures y ricota con leche de búfala. Lo cierto es que hace catorce años, él se mudó desde el barrio porteño de Villa Pueyrredón a un paraje rural ubicado en el municipio de Las Flores. Allí compró La Blanqueada, dieciocho hectáreas con un casco de estancia construido en 1902.
Comenzó a elaborar vino tinto de la misma forma que lo hacía su abuelo materno en las variedades Malbec, Cabernet Sauvignon y Pinot Noir. “Soy el último eslabón que sigue la tradición familiar”, afirmó Propato a la Subsecretaría de Turismo bonaerense. Y es que José Badini, su abuelo, llegó en 1950 al país proveniente de la región de Romania y empezó a producir vino como en Italia: compraba la uva en los mercados de Buenos Aires y la prensaba manualmente.
Mauricio recordó: “me divertía hacer vino con él” y sostuvo que replica la técnica familiar y cada año cuando comienza la cosecha, antes de la maduración de la vid, viaja a Mendoza, Río Negro o al sudoeste bonaerense para traer uvas. “Vamos a viñedos chicos. Soy bastante obsesivo, voy midiendo los grados de azúcar y cuando alcanzan la cantidad para vinificar, la hago cosechar”, explicó.
Se autodefine como un “cazador” por su persistencia y olfato a la hora de encontrar frutos de excelente calidad. “Sabemos elaborar vinos con buenas uvas y en cantidad”, aseguró.