La Secretaría de Transporte de la Nación presentó un pedido de conciliación obligatoria ante la Secretaría de Trabajo con el objetivo de frenar la protesta que protagoniza el gremio ferroviario La Fraternidad. Desde el Gobierno remarcaron que el planteo apunta a “garantizar la circulación habitual y evitar que la extorsión del gremio siga afectando a los pasajeros”.
En contraposición, el sindicato que encabeza Omar Maturano rechazó que se trate de una medida de fuerza. Según expresó en declaraciones a la prensa, los maquinistas hacen circular las formaciones a 30 kilómetros por hora “por precaución” debido al deterioro de las vías, fallas en la señalización y la falta de personal en algunos ramales producto de los retiros voluntarios.
El contraste de versiones se profundizó a lo largo de la jornada. Mientras desde el Ejecutivo remarcaron que los usuarios sufrieron serios inconvenientes en todas las líneas metropolitanas, desde La Fraternidad insistieron en que los conductores están “respetando todas las medidas de seguridad en los recorridos”, lo que redujo notablemente la velocidad habitual de hasta 100 kilómetros por hora.
Las consecuencias fueron visibles en las estaciones: pasajeros varados, cancelaciones y un clima de malestar que incluso derivó en que algunas personas decidieran caminar por las vías ante la falta de respuestas sobre los retrasos. La postal generó enojo y repudio en redes sociales.
Sin aviso previo y de manera sorpresiva, el gremio comunicó desde la medianoche que se aplicaría esta modalidad en todos los trenes del Área Metropolitana de Buenos Aires. La decisión, sostienen desde la organización sindical, “busca preservar la seguridad de los viajes”, aunque el Gobierno interpreta la acción como un mecanismo de presión en el marco de la paritaria.