El Astillero Río Santiago atraviesa una crisis profunda que pocos vieron venir en diciembre de 2019, cuando se confirmó que Axel Kicillof tomaría las riendas de la Provincia. Los viejos talleres navales de Ensenada no tienen prácticamente actividad por fuera de la rosca sindical y de la burocracia que lo mantiene vivo.
Para colmo de males, desde hace más de dos meses no tiene presidente. Pedro Wasiejko abandonó el barco con el modesto hándicap de haber botado dos lanchas que la Armada Argentina le había encargado al astillero bonaerense casi diez años antes. El tema parece del todo ajeno a las autoridades provinciales, incluso al ministro de Producción, Augusto Costa.
Los presidentes de ARS pasan, pero el poder real permanece. El control operativo de la empresa está en manos de ATE y los desmanejos están a la orden del día. Sin ir más lejos, esta semana se caldearon los ánimos por la asignación de categorías de “personal superior”, con niveles equivalentes a sueldos por encima de $2.500.000 para miembros de la comisión administrativa del gremio.
La medida se revirtió después de un verdadero cisma interno, con una asamblea de 500 trabajadores que pidieron explicaciones a la cúpula gerencial y sindical. “Fue la foto del cumpleaños de Fabiola”, lamentaron fuentes consultadas por este portal.
Una fábrica de recibos de sueldo
En lugar de convertirse en el motor de una marina mercante, el Astillero Río Santiago se ve reducido a una máquina de imprimir recibos de sueldo. Tiene una dotación de cerca de 2.900 empleados que se desempeñan con una carga horaria más bien escasa y prácticamente no tienen tareas.
Al Gobierno provincial, sostener esa estructura le insumirá en 2026 unos 105 mil millones de pesos, de los cuales 87 mil serán para pagar sueldos. De acuerdo con los números del proyecto que se empezó a debatir en la Legislatura, se presupuestaron otros 11 mil millones para mantener funcionando al astillero —pago de servicios, esencialmente—, mientras que la inversión en capital será de 7 mil millones.
Si se cumplen estas modestas metas, ARS habrá dado un paso adelante respecto de su paupérrima situación actual. El problema es que en los últimos tres años los problemas de los talleres navales de Ensenada se agravaron hasta terminar con la salida del presidente Pedro Wasiejko, en medio de un clima espeso.
Según los datos de la Contaduría General de la Provincia, en el primer trimestre de 2025 el Astillero Río Santiago gastó 20.197 millones de pesos. De este total, 19.187 millones correspondieron al pago de sueldos, es decir, el 95 por ciento. Casi la totalidad de los recursos provinieron del Tesoro bonaerense.
En 2024, el Astillero Río Santiago gastó 70 mil millones de pesos: 68.900 millones tuvieron como fuente “Rentas generales” y 1.081 millones “Recursos propios”. Del total, 67 mil millones se destinaron a “Gastos de personal”. La generación de ingresos también está en un piso histórico. Después de facturar 88 millones en 2021, 146 millones en 2022 y 118 millones en 2023, 2024 marcó un piso histórico: apenas 43 millones de pesos.
Ni siquiera la visión productivista del gobierno de Axel Kicillof puede revertir una tendencia que camina hacia los números rojos. En los monumentales talleres de Río Santiago muchos empiezan a preguntarse qué será del Astillero si en 2027 se produce un drástico cambio de rumbo político en la Provincia.

