La decisión del Gobierno de suspender el cobro de retenciones a las exportaciones de soja y maíz hasta el 31 de octubre sigue sumando voces en el debate económico. En diálogo con Palabras más, palabras menos por La Cielo 103.5, el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), puso números al costo fiscal y, sobre todo, marcó dudas que el Gobierno deberá resolver para que la medida no desacomode el presupuesto 2026.
1. Cómo se cubrirá la pérdida de ingresos
Según cálculos del IARAF, el Estado dejará de recaudar entre 1.400 y 1.600 millones de dólares en concepto de retenciones. “Eso equivale aproximadamente a la mitad del superávit fiscal con el que el Gobierno espera cerrar el año”, señaló Argañaraz. La gran incógnita es si el Ejecutivo reducirá gastos para compensar o si permitirá que el superávit se achique.
2. Impacto entre 2025 y 2026
El efecto de la medida no se concentrará en este ejercicio. “Un 60% del costo impacta en 2025 y el 40% restante en los primeros meses del 2026”, explicó el economista. De este modo, unos 1.000 millones de dólares afectarían el resultado fiscal de este año y otros 600 millones golpearían el arranque del próximo. La duda es cómo se financiará ese bache en un contexto de recursos limitados.
3. ¿Un problema hacia fin de año?
Argañaraz advirtió que la decisión puede tener un efecto temporal y problemático. “Con esta medida el Gobierno lo que está haciendo es hacernos adelantar la liquidación que quizás iba a darse en octubre o noviembre. ¿No nos compramos un problema para fin de año?”, planteó. El riesgo es que, al anticipar divisas, en los meses siguientes falten dólares y se resienta la disponibilidad de recursos.
4. Sostenibilidad de la política fiscal
El economista vinculó la medida con la estrategia fiscal del Ejecutivo: “La resignación de ingresos inexorablemente se puede ver reflejada en una disminución del gasto, para sostener el equilibrio”. El problema es que el Presupuesto 2025 ya prevé un gasto nulo en términos reales respecto de 2024. El interrogante es hasta qué punto se puede seguir ajustando sin resentir áreas sensibles.
5. El optimismo sobre la inflación
El proyecto de Presupuesto 2026 contempla un aumento del 5,8% real del gasto, pero ese cálculo depende de una fuerte baja de la inflación. “El Gobierno espera que el año que viene la inflación pase del 25% al 10%. Esa baja es la que genera un aumento real de jubilaciones y pensiones”, explicó. La duda es si esa previsión es sólida o si se trata de un escenario demasiado optimista.
6. Exenciones sin debate
Argañaraz remarcó que hay una fuente de recursos que no está en discusión: los gastos tributarios. “Argentina deja de recaudar 3,4% del PBI por exenciones, alícuotas diferenciales y regímenes como el de Tierra del Fuego”, puntualizó. Para el director del IARAF, esa omisión es llamativa: “Eso también debería ser parte del debate profundo del presupuesto”.