La renuncia de Juan Carlos Schmid al triunvirato de la CGT no quedará seguramente entre las más prolijas de la historia. Aunque era esperable –y el propio dirigente ya había hablado de ciclo terminado-, su salida de la central estuvo plagada de detalles sugestivos. Sin discurso final y ni declaraciones públicas, queda el espacio para las interpretaciones.
Lo cierto es que, el domingo por la noche, el anuncio del portazo, formalmente, corrió a cuenta de Pablo Moyano, hijo de Hugo, el jefe político de Schmid que lo había ubicado en la conducción tripartita.
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Fueron horas de desconcierto. Mientras Pablo Moyano hablaba, desde el entorno estrechísimo de Schmid aseguraban que “no había ningún papel firmado” que corroborase la dimisión. Otra rareza fue que Schmid, justamente, no se llevaba bien con el vástago del líder de Camioneros, diferencias que ya habían sido contadas en INFOCIELO
La formalidad llegaría el lunes a la tarde con una brevísima carta documento, un método frío y conciso, alejado de el épica que suele rodear al sector. Allí, no obstante, Schmid “ratifica” la permanencia de su gremio, Dragado y Balizamiento, dentro de la Confederación General del Trabajo.
En este punto habría que hilar muy fino para saber si hay una contradicción con la estrategia del moyanismo de vaciar la CGT para forzar un Confederal que elija una nueva conducción.
Finalmente, lo más cercano a una respuesta o explicación política llegó a través de un posteo de Schmid en su cuenta de Facebook. Igualmente, el descargo no fue tan llineal: el sindicalista recomendó leer una nota del periodista Gustavo Ramírez, de Agnprensa.com.
“Antes de dar explicaciones que para algunos pueden ser insuficientes o vacías, mejor leer una interpretación que puede resultar bastante acertada”, escribió Schmid como encabezado. El título de la nota era todo un mensaje: “Cuando mejor que decir es hacer”.
Además de cuestionar periodistas que ´no son del palo´, a los que llamó “enuecos mediáticos con aires de divas intelectuales” y los acusó de “acosar” a la cúpula cegetista, el texto señala que “el trabajo de Schmid pasó desapercibido para los ciegos de siempre”.
“Una clave está en la construcción de los dos últimos paros. Con características disimiles ha tenido un sostenido protagonismo para su construcción”, asegura, el autor, a la sazón “director” de dicho medio. En la pieza periodística también se adelantan los pasos a seguir de Schimd:
Por su parte, Shcmid continuará con su actividad como Secretario General de Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte y como titular del FeMPINRA, una Federación con proyección de crecimiento. Lejos, por el momento, de maniobras sectoriales, buscará afianzar los lazos con los Movimiento Sociales y construir una unidad perdurable. El fin de una etapa no significa el cierre de una carrera ni el quiebre de espacios centralizados. En los próximos días, el dirigente, partirá hacia Singapur para participar de un encuentro de la ITF. El Movimiento se demuestra andando porque mejor que decir es hacer.
Está clarísimo que Schimd tenía los días contados en la Calle Azopardo y que una postura suave contra el macrismo no iba a poder contenerlo. Empero –y si hay lugar para una metáfora portuaria, el sector del que proviene-, aún quedan cabos y amarras sueltas. En el medio, también hay que tener en cuenta los problemas de salud que lo aquejaban.
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