El ingeniero en seguridad y químico Edgardo Castro, reconocido por haber participado en los peritajes del incendio de Iron Mountain en 2014, analizó lo ocurrido en el parque industrial de Ezeiza y dejó una serie de advertencias que van de lo técnico a lo estructural. Para él, lo sucedido “no debería poder ocurrir nunca” si las industrias de alto riesgo estuvieran sometidas a controles reales y a medidas de prevención efectivas.
Entrevistado al aire de Palabras más, palabras menos, en LA CIELO, Castro fue terminante al describir el marco general: “Las empresas de esta característica están muy libradas al azar”. Según explicó, no se cumplieron ni siquiera las condiciones mínimas para evitar un desastre de este tipo. Recordó que el siniestro ocurrió a la noche, cuando solo estaban los serenos, y que eso fue decisivo para limitar el daño humano: “Si esto pasaba con la gente trabajando, había víctimas seguro”.
El especialista cuestionó la ubicación misma de la planta química donde habría comenzado el fuego. Dijo que “no es compatible” que una agroquímica esté rodeada de industrias con materiales combustibles y que una instalación así “no debió haber estado” en esa zona. Para él, el esquema ideal es claro: “Ni población cerca ni otras industrias inflamables”.
Sobre la explosión que rompió vidrios a varias cuadras, explicó que se trató de nitrato de amonio, lo que genera un estruendo enorme, pero no una onda capaz de arrasar estructuras. Aun así, remarcó que para romper vidrios a esa distancia se necesita “una onda de choque de al menos 180 decibeles”. Y fue categórico al separar causas: “La explosión no fue responsable de la propagación masiva. El incendio ya estaba desarrollado antes”.
Iron Mountain, antecedentes y señales que no cierran
Cuando la entrevista avanzó sobre Iron Mountain, Castro fue todavía más directo. Recordó que la empresa “se quemó seis veces en Argentina” y que también tuvo incendios en otros países. Y remató: “Parece que el objetivo de Iron Mountain es quemar documentación, no preservarla”.
El ingeniero subrayó además que Iron Mountain estaba en “la mejor ubicación posible” para no incendiarse: el viento soplaba a favor, había más de 100 metros de distancia respecto del foco y existían sistemas de protección que deberían haber actuado. Aun así, el galpón ardió por completo. “Si vos tenés rociadores automáticos, el fuego no puede avanzar así. No puede quemarse todo”, señaló.
También mencionó aspectos que le resultan técnicamente inexplicables. Entre la fábrica de neumáticos y Iron Mountain había una franja de pinos y un perímetro que “no se quemaron”, mientras que ambos extremos sí ardieron. Lo calificó como “muy raro”.
Para cerrar, advirtió que será casi imposible determinar el origen exacto del incendio: “El que diga que sabe cómo empezó, miente”. Y recordó que, aunque no haya víctimas, el cuadro general es innegable: “Falló el Estado, fallaron los controles y fallaron las aseguradoras. Falló todo”.

