Marcelo es un jubilado que vive en Pilar y se volvió protagonista de una grabación improvisada por un joven en redes sociales. Allí cuenta que ante la imposibilidad de cubrir lo básico con su haber previsional, decidió vender su reloj para poder comprar una garrafa. No le quedó otra que salir a juntar latas de aluminio para venderlas y así sostener la olla del día a día.
Su situación fue descubierta por el vecino de Rosario, @ema_monzonn, quien le regaló media docena de empanadas, grabó su testimonio y lo compartió en Instagram. El video rápidamente se volvió viral: la imagen de un hombre mayor urgido por comer y calefaccionarse movilizó conciencias. Allí Marcelo cuenta feliz como encontró un billete de 2 mil pesos en el barro, que lo lavó y será el reaseguro de su “cena”.
Ese testimonio parece reflejar una realidad a veces silenciada desde el poder, que cala hondo en el sentir popular: muchos jubilados que cobran la mínima —o incluso menos— no llegan a fin de mes. Sin apoyo familiar, los remedios, los alimentos y los servicios básicos se convierten en un obstáculo insalvable.
El contexto: crisis previsional y jubilaciones que no alcanzan
A esta altura de 2025, la jubilación mínima asciende a $320.277,18 y se le sumó un bono de $70.000, quedando en total $390.277,18. Pero ese bono extraordinario no se actualiza según la inflación, lo que erosiona su poder de compra real.
Un dato revelador: seis de cada diez jubilados cobran la mínima. Muchos otros están apenas entre una y dos mínimas. Las estimaciones de organizaciones sociales y especialistas sostienen que el 73 % de los jubilados vive en condiciones que deberían considerarse bajo el umbral de la pobreza, muy por encima del 10,8 % que informa el INDEC para este sector.
Estas cifras no son abstractas: se traducen en historias como la de Marcelo, que prioriza encender un fuego o tener una olla humeante antes que comprarse un medicamento o mantener su casa con algo de dignidad.
Más de 7 millones de jubilados en pobreza
El sistema previsional argentino enfrenta desequilibrios estructurales. En 2025, hay alrededor de 7,44 millones de jubilados y pensionados, mientras que el sistema se sostiene con muy pocos aportes activos, en un esquema de reparto cada vez más tensionado.
A eso se suman medidas políticas polémicas como el veto del gobierno de Javier Milei a leyes que el Congreso había aprobado para aumentar jubilaciones y la cobertura de discapacitados, alegando restricciones fiscales.
En paralelo, millones de personas atraviesan la pobreza: en el primer semestre de 2025, la tasa de pobreza fue del 31,6 %. Aunque ese número global bajó respecto a meses anteriores, la situación de los jubilados sigue siendo especialmente crítica, dada la debilidad estructural de sus ingresos frente a la inflación y los costos de salud, vivienda y transporte

