Con el nuevo año, entró en vigencia el brexit: la salida del Reino Unido de la Unión Europea y un nuevo acuerdo de relaciones entre ambas. Esto, sin quererlo, le abrió una oportunidad única a la Argentina para intensificar su reclamo por Malvinas.
Y aquí comienza el hilo explicativo de Matías Mowszet, el periodista cordobés en Twitter.
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Antes de entrar a lo concreto, hay que entender algunas cosas de la historia. En 1er lugar, que la torpe guerra a la que nos llevaron los milicos interrumpió un importante proceso diplomático en el comité de descolonialización de la ONU. Allí se podría haber resuelto hace décadas
Segundo, que el reclamo soberano argentino, en los últimos 15 años y debido a la integración regional, dejó de ser un reclamo solitario de nuestro país y pasó a ser una postura oficial de (casi) toda Latinoamérica. Esto permitió cosechar apoyos en todas las regiones…
Pero hay una región que, por su constitución legal, era particularmente difícil de abordar hasta la llegada del Brexit: Europa.
La UE reconocía a UK junto con sus “territorios de ultramar”, entre lo que incluía a Malvinas. Un país europeo no podía apoyar el reclamo argentino sin violar sus propios acuerdos.
Y tercero, el costado económico. Existe una postura cada vez más numerosa en Inglaterra de gente que se opone a esto de la política imperial del Reino Unido porque considera que el país no puede mantener colonias por todo el mundo cuando tiene tantos problemas económicos adentro.
La respuesta desde hace algunos años por parte del estado es que UK no mantiene (ni mantendrá) a ninguna de estas colonias. Todas se autosustentarán sin el dinero del presupuesto inglés. En el caso de Malvinas, a través de la pesca, principalmente.
La pesca representa el 60% de los ingresos de las islas y casi el 100% se exporta a un solo lugar: Europa. Si bien el Reino Unido no pone ni una libra en Malvinas, éstas aprovechan las ventajas aduaneras que le ofrece la UE por ser parte de UK.
Esto es algo que siempre los isleños pusieron como argumento a la hora de negarse a toda posibilidad de discutir la soberanía de las islas con Argentina. Es decir, no solamente está la cuestión nacional (son ingleses emigrados) sino también la económica.
En 2016, el Reino Unido va a las urnas por el referéndum del brexit (salir de la Unión Europea) y, sorpresivamente, gana el SI promovido por grupos de derecha que consideraban que Inglaterra era más grande que sus vecinos y el resto de Europa la “traccionaba hacia abajo”.
Tras arrasar en la última elección en Reino Unido, el conservador Boris Johnson llegó a un acuerdo con la Unión Europea para una salida gradual y manteniendo gran parte de los acuerdos comerciales y aduaneros que tenía con el resto del continente. Pero, ¿y las colonias?
Alberto Fernández, durante la gira europea que hizo antes de la pandemia, le pidió a todos los mandatarios que visitó que no incluyeran en los tratados a los “territorios británicos de ultramar”. En pocas palabras, que dejen afuera a Malvinas de los acuerdos post-brexit.
El que más alentó esa postura desde adentro de la UE fue España, que tiene su propio conflicto tipo Malvinas con el Reino Unido por Gibraltar, un territorio dominado por los ingleses pero situado geográficamente adentro de España, y que España reclama como propio.
Ahora sí, vamos a lo que pasó esta semana: la Unión Europea se puso firme y le dijo al Reino Unido que aceptaban mantener los acuerdos comerciales que tenían con ellos, pero sólo reconociendo a los estados miembros, no a los “territorios británicos de ultramar”.
Las Islas Malvinas quedaban afuera del acuerdo y así celebraba la noticia el canciller argentino, Felipe Solá.
“Finalmente el acuerdo post Brexit entre la UE y el Reino Unido no incluyó a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. Así lo pedimos en todos los foros y reuniones que mantuvimos en 2020 con ministros y ministras de Asuntos Exteriores europeos”.
#MalvinasArgentinas
Esto tiene múltiples significados (todos positivos) a la hora de pensar en una nueva etapa de la disputa soberana diplomática. En primer lugar, la UE deja de reconocer oficialmente a Malvinas como territorio del Reino Unido, lo que permite a Argentina ir a cosechar apoyos allí también.
Pero el impacto más fuerte es el económico: las islas deberán pagar derechos aduaneros (que llegan hasta el 18%) por cada exportación que realicen a territorio europeo. Esto, para su economía, es terrible. Y también es un problema político para el gobierno del Reino Unido.
Boris Johnson, con la excusa de la navidad, envió personalmente una carta a Malvinas informando lo que había pasado pero asegurándoles que no los iba a abandonar. Que la voluntad británica de conservar las islas estaba tan fuerte como siempre.
Esto decía el texto de la carta del impulsor del Brexit en Reino Unido :
“Permítanme reasegurarles que nuestro apoyo a su derecho a determinar su propio estatus político no va a cambiar “, les dijo Johnson a los isleños en un mensaje de Fin de Año publicado en el periódico de las islas, Penguin News.
El premier británico recordó el referéndum que se celebró en las Malvinas en el 2013, en el que el 99,8 por ciento de los habitantes del archipiélago votó a favor de mantener su estatus político como territorio del Reino Unido de ultramar.
“Hace solo unos años, un abrumador 99,8 por ciento de ustedes votó para permanecer como territorio británico en el extranjero, y si he aprendido algo de mi tiempo como primer ministro, es que no estoy en el negocio de ignorar los resultados del referéndum”, añadió sobre las islas Malvinas, territorio en disputa con la Argentina.
“Pueden estar seguros de que, aunque estén a ocho mil y tantas millas de distancia, las Falklands [sic] y su increíble pueblo estarán en mis pensamientos esta Navidad y durante mi tiempo como primer ministro”, cierra el mensaje del primer ministro.
Sin embargo, aún no queda claro cómo es que Boris apoyará a las islas. Si envía presupuesto, tendrá un problemón político interno. Si no envía, deja las islas en crisis porque, además de los derechos aduaneros, se quedan sin el cupo de exportación que la UE le aseguraba.
La salida más lógica sería la de buscar nuevos mercados pero, geográficamente, lo único que tiene cerca es Argentina y otros países que apoyan el reclamo argentino, por lo que las opciones son, como mínimo, escasas. Sobre todo por la postura dura de 0 diálogo que mantuvieron.
En definitiva, la carta de Boris Johnson revela algo que intuíamos: que la cuestión Malvinas, en este nuevo escenario, se convirtió en un problema para los ingleses. Un problema que se suma a miles de otros problemas que les ha generado el brexit.
Más allá de la cuestión puntual de Malvinas, los analistas internacionales hablan de un inminente proceso de achicamiento del Reino Unido a partir del brexit y pronostican que la corona no podrá retener la incidencia política que sostiene sobre la “commonwealth” actual.
Será interesante ver como se mueve ahora el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, que tiene un poco más de margen para llevar adelante una política exterior más agresiva, en términos de la diplomacia internacional, y de aprovecharse de la etapa de aislamiento del Reino Unido post Brexit.
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