Las elecciones legislativas que convocarán a más de 13 millones de bonaerenses a las urnas desde las 8 de la mañana del domingo tienen tres componentes bien diferenciados, aunque uno se lleva más atención que los dos restantes.
Es lo normal en la provincia de Buenos Aires, cuya agenda política aparece subsumida a lo que ocurre a nivel nacional e incluso opacada por la política porteña. Por eso, más allá de quién gane en el primer tramo de la boleta –Diego Santilli, Victoria Tolosa Paz, Florencio Randazzo, Nicolás del Caño, José Luis Espert o Cynthia Hotton– hay decisiones de suma trascendencia que impactarán de lleno en la Legislatura y en 135 municipios.
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Buenos Aires, se sabe, está divida en ocho secciones electorales. En este turno, algunas eligen diputados y otras senadores. La mitad de la Legislatura provincial estará renovada -al menos en sus nombres- para el 10 de diciembre. Se define si Axel Kicillof pierde definitivamente el control del Poder Legislativo o si cambia su suerte y logra el control del Senado, que hasta ahora le ha sido adverso.
El gobierno de Axel Kicillof se juega parte de su futuro político en lo que pase en esas cuatro secciones que eligen senadores. Como explicó largamente este portal, estas elecciones significan una oportunidad de tomar el control de la Cámara Alta y allanar el camino para impulsar reformas estructurales.
¿Extorsión o diálogo legislativo?
En el relato oficial, Juntos por el Cambio extorsiona e impide al Frente de Todos imponer su agenda. Hay que decir que, ni bien asumió, propuso una reforma impositiva, gravando a grandes propietarios inmobiliarios y a empresas de servicios de comunicación como Telefónica o Cablevisión, y la oposición lo impidió.
Fuera de esa circunstancia, y de alguna otra, como el nombramiento “por la fuerza” de 41 jueces y funcionarios del Poder Judicial, el diálogo entre las partes fluyó. Incluso en las últimas semanas, de polarización extrema y acusaciones mutuas, Juntos permitió que el Gobierno nombrara a un integrante del Directorio del Banco Provincia y le permita recuperar el Quórum necesario para funcionar.
Pero ahora vienen grandes discusiones: la cobertura de tres vacantes en la Suprema Corte; de decenas de magistrados, defensores y fiscales del Poder Judicial; el futuro de Julio Conte Grand, el procurador militante, mano derecha de María Eugenia Vidal.
Hoy, el Frente de Todos tiene 20 senadores alineados. Juntos por el Cambio suma 26. Axel Kicillof necesita recuperar tres bancas para emparejar fuerzas y desnivelar con el voto decisivo de la vicegobernadora Verónica Magario. En los cálculos de antes de las PASO, se estimaba que podía recuperarlos con buenas elecciones en las secciones primera, cuarta y séptima. En la práctica no se dió: el oficialismo perdió feo en todo el interior y hasta en la primera sección, que era uno de sus bastiones.
En los municipios, más de 90 batallas para seguir de cerca
En los municipios bonaerenses también se juega una parada brava. La ley que limita a dos los mandatos consecutivos a los que puede aspirar un intendente empezará a tener efectos en 2023, y la elección de medio término es la oportunidad para crear liderazgos nuevos.
Muchos utilizan las elecciones legislativas para posicionar a sus sucesores o para “pagarles” a los dirigentes que descartarán. Incluso hay quienes las aprovechan para buscar nuevos horizontes. Intendentes como Carlos Puglelli, de San Andrés de Giles, o Mariano Cascallares, de Almirante Brown, tienen un ticket asegurado en la Legislatura desde diciembre. Hay varios más. En la oposición, Érica Revilla, de General Arenales, o Facundo Castelli, de Puán, son candidatos.
Los que permanezcan en el cargo tendrán la opción de desembarcar en la Legislatura en 2023 o esperar que la Ley que los encorseta se caiga. Hay quienes afirman que, como está redactada hoy, es inconstitucional, porque afecta derechos adquiridos previamente a su sanción. Por eso aspiran a conseguir que la Justicia habilite, aunque sea, un mandato más.
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