El libertario Daniel Parisini, más conocido como el Gordo Dan, volvió a encender la mecha de la polémica en redes sociales. Apenas unas horas después de su brutal ataque personal contra el senador Luis Juez y su hija, Parisini reapareció con un nuevo mensaje, esta vez dirigido directamente contra Guillermo Francos, jefe de Gabinete y hombre de máxima confianza del presidente Javier Milei.
El episodio de la noche del jueves ya había generado indignación generalizada. La violencia verbal y la utilización de la vida privada de Juez como munición política fueron repudiadas desde todos los sectores. Sin embargo, lejos de bajar el tono, Parisini eligió redoblar la apuesta y apuntar contra el propio corazón del gobierno libertario.
En un extenso posteo en X, el armador digital de La Libertad Avanza se despachó contra Francos, acusándolo de no comprender la “frontalidad histórica” del espacio y recordando que, mientras ellos eran perseguidos, el actual jefe de Gabinete integraba el gobierno de Alberto Fernández.
Un mensaje cargado de furia
“Francos por ahí no entiende de la vehemencia y de la frontalidad históricas para decir la verdad que caracterizan a LLA”, arrancó Parisini en su mensaje. Desde allí, desplegó un discurso rimbombante que mezcló victimización, acusaciones de traición y una defensa fanática del plan económico de Milei.
El libertario acusó a los “inmorales” que critican las medidas del gobierno de estar condenando a millones de argentinos a la pobreza, y los señaló de utilizar a los sectores más vulnerables como “escudo moral”. Finalmente, cerró con un irónico grito de guerra: “Ni un paso atrás, Guille. Venceremos”.
Más allá de la retórica grandilocuente, el mensaje expone una interna que ya no puede ocultarse. El Gordo Dan, figura moldeada en las redes al calor del mileísmo, hoy ataca directamente a quien sostiene políticamente al propio presidente.
El gobierno se resquebraja desde adentro
El episodio muestra dos planos de crisis. Por un lado, el del personaje que el propio mileísmo alimentó: Parisini fue durante años un difusor digital de Milei, y aunque luego quedó afuera de las listas oficiales para cualquier candidatura, siguió siendo funcional al clima de confrontación constante que el gobierno utiliza como estrategia. Hoy, ese mismo militante se volvió un dolor de cabeza.
Por otro lado, la interna libertaria deja expuesta la fragilidad de un gobierno que se sostiene casi exclusivamente en la figura de Milei y en la muñeca política de Francos.
Si el jefe de Gabinete comienza a ser cuestionado desde dentro por sus propios aliados, la idea de “unidad” en La Libertad Avanza continúa resquebrajándose sin retorno.
El contraste es evidente: mientras Milei se jacta de liderar una revolución contra la “casta”, sus principales voceros digitales se lanzan a una guerra interna de descalificaciones personales y acusaciones cruzadas.
El resultado es un oficialismo cada vez más deshilachado, incapaz de mantener la disciplina interna ni de contener a sus propios referentes a dos días de las elecciones bonaerenses.
Milei y el monstruo que alimentó
La figura de Daniel Parisini es, en buena medida, una criatura del mileísmo. El “Gordo Dan” se hizo conocido en la militancia digital defendiendo con agresividad al actual presidente, levantando banderas de confrontación contra todos los que se opusieran al proyecto libertario.
Hoy, esa misma vehemencia es dirigida hacia adentro, contra quienes sostienen al gobierno desde la gestión.
El problema ya no es solo lo que dice Parisini —con un estilo violento y carente de límites—, sino lo que significa: la incapacidad de Milei para ordenar a sus propios soldados.
Y en esa fractura se revela algo más profundo: un gobierno que construyó poder sobre la base de la furia en redes, pero que ahora es devorado por esa misma lógica.
Lo que parecía un vergonzoso exabrupto contra Luis Juez se transformó además ahora en un abierto desafío al jefe de Gabinete. Y lo que antes era solo un personaje mediático hoy es un síntoma de algo mayor: La Libertad Avanza ya no avanza, se quiebra.

