Por más que el Gobierno intente mostrar sintonía con el sector privado, el 61° Coloquio de IDEA volvió a dejar al descubierto las diferencias entre la administración libertaria y el llamado “círculo rojo”. En Mar del Plata, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, eligió el tono del reproche para hablar ante un auditorio colmado de empresarios, a quienes acusó de inmovilismo frente a la posibilidad de rediseñar los contratos laborales. “El Gobierno les da a ustedes la libertad para rediseñar el contrato laboral y no hacen nada. No será tan grave el problema, porque si no, no se entiende”, lanzó, en una frase que marcó el pulso del evento.
Con estilo frontal, Sturzenegger apuntó a la falta de avances en la implementación de un nuevo esquema de indemnizaciones o fondo de cese laboral, similar al que rige en la construcción, y recordó que la administración había delegado en el sector privado la responsabilidad de definir el modelo en cada negociación colectiva. “El año pasado pedí que levanten la mano quienes estuvieran resolviendo el tema del cese laboral, pero no hizo nada nadie”, reiteró ante los cerca de mil asistentes.
“Previsibilidad y responsabilidad política”
Desde IDEA, la respuesta no tardó en llegar. Voceros de la organización remarcaron que la implementación de ese sistema requiere acuerdos específicos por sector, y advirtieron que “no se adapta a todos los rubros y representaría un costo fijo mensual adicional para las empresas más pequeñas”. La réplica evidenció que, más allá del discurso desregulador, el clima entre el oficialismo y el empresariado está lejos de ser armónico.
Sturzenegger también cargó contra la “alta carga impositiva sobre el trabajo” y lo que definió como “peajes” ilegales en los convenios colectivos: aportes compulsivos a cámaras y fundaciones que calificó como “impuestos privados”. Citó ejemplos concretos: un millón de pesos anuales por trabajador en el gremio de Camioneros, 1,3 millones en porteros y 800 mil en comercio. “A la larga lo paga el consumidor, porque es aumento de la estructura de costos”, señaló, reforzando su diagnóstico de un país donde la formalidad y la competitividad están asfixiadas por la burocracia.
La tensión entre el discurso oficial y la mirada empresaria se acentuó con el cierre del encuentro, a cargo del presidente de IDEA, Santiago Mignone, quien (sin mencionar directamente a Sturzenegger ni a Milei) reclamó previsibilidad, institucionalidad y responsabilidad política. “No podemos tener una economía que tiembla cada dos años por la irresponsabilidad de sus actores. Ya no hay espacio para seguir dilatando las soluciones”, enfatizó.
Mignone recordó que “los gobiernos pasan, pero las empresas continúan trabajando e invirtiendo” y pidió terminar con los agravios y las disputas estériles. En su repaso de los ejes del Coloquio, competitividad, innovación, empleo, impuestos e institucionalidad, dejó en claro que la confianza y las reglas claras son la condición para cualquier desarrollo sostenible.
Mientras el ministro eligió el tono del reto, IDEA cerró con un llamado al orden y al respeto de las reglas. En Mar del Plata, quedó claro que el “equipo argentino” que el Gobierno pretende alinear para “jugar el campeonato del mundo” todavía no logra ponerse de acuerdo ni en el vestuario.