Eduardo Villalba fue Secretario de Seguridad de la Nación durante el gobierno de Alberto Fernández. Tuvo diferencias con Berni, a quien le reconoce “su impronta”, pero cree que a la Provincia le falta un enfoque certero para abordar la inseguridad.
Mano a mano con INFOCIELO, analiza más de dos décadas de inseguridad bonaerense y la incomodidad que genera en el peronismo y sectores afines discutir y abordar un problema que aflora como un combo letal en años electorales.
¿Cuál es tu mirada sobre el problema de la inseguridad en general?
Creo, por un lado, y sólo en parte, que es un tema que lo sacan, lo exponen, lo esconden o emerge según el momento y según las circunstancias políticas del año. Decir esto no significa desconocer el problema de la inseguridad en la Provincia de Buenos Aires, que no es de ahora sino de los últimos 25 años.
Por un lado, es una de las temáticas con las que le pueden pegar al gobernador. En materia social la Provincia está más o menos controlada; en la parte de infraestructura se han absorbido muchas de las obras que dejó de hacer la Nación. Pero en el tema de la seguridad no, y es un tema que, primero, pica enseguida en la prensa y en la gente y, segundo, como dije antes, es un tema que se ha manejado en los últimos años a partir de tratar de mantener el equilibrio que garantiza la policía de la provincia de Buenos Aires.
¿Es una política de seguridad sciolista la que hace Kicillof?
No sé si es sciolista o no. El último gran intento de reforma real en el sistema de seguridad de la provincia Buenos Aires es en la época de Arslanián, y que además fracasó, no se pudo profundizar a raíz de los los sucesos de alto impacto que se dieron de inseguridad y terminaron por hacer que se vaya.
Después de eso vinieron gobiernos justicialistas y Maria Eugenia Vidal, pero no se mantuvo una política, una línea de trabajo respecto de una reforma del sistema de seguridad. Al contrario: daba lo mismo que venga Arslanián, Rico, Casal o Berni, todos con distintas improntas y sin una línea de mantener la idea de que el sistema de seguridad está agotado y que, como está actualmente, depende demasiado de la voluntad y el equilibrio que imponga la Policía para que no se desborde el territorio. Lo que se hizo en los últimos años es garantizar ese equilibrio, en pos de y eso acuerdos con la Policía, que tiene un poder de fuego y de daño muy grande en el territorio.
Lo que pasa en Rosario, por ejemplo, es que la Provincia de Santa Fe no tiene una policía hábil para manejar esos equilibrios. En ese sentido, la política de Axel Kicillof es conservadora y confía desde el principio de su primer mandato en lo ofrecido por Sergio Berni y su equipo.
¿Kicillof tiene tercerizada de alguna manera la administración de la seguridad?
Él confía y delega en Sergio Berni y su gente, y esa idea le rindió frutos mientras estuvo, porque su impronta de trabajo no se puede negar. El progresismo, nuestros espacios políticos en general, no se han ocupado realmente de este tema, les ha sido incómodo.
También hay otro fenómeno, y es que al mismo tiempo, paradójicamente, los intendentes del Conurbano y de grandes centros urbanos invirtieron mucho en seguridad, en infraestructura: cámaras, centros de monitoreo, patrulleros, iluminación, y van sintiendo que toda esa plata que ponen no alcanza para mejorar el problema y tampoco les da el manejo de la situación en su municipio.
Aparece entonces esto, recurrente, que tiene que ver con la demanda de tener una policía propia o una policía local, en otros casos de armar guardias urbanas que no solucionan el problema porque la policía bonaerense no está de acuerdo con esos cuerpos, o incluso la gente empieza a estigmatizarlos diciendo que no sirven para nada.
Yo no sé si el Gobernador, si el ministro Alonso o el propio Berni tienen una solución en el corto plazo para resolverle esto a los intendentes. Kicillof en la semana apuntó a la Nación, de la que evidentemente, no se puede esperar nada.

Bueno hay un recorte de 700 mil millones de pesos del Fondo de seguridad, un poco de razón tiene. Pero yo le escuché decir, además, que su política de seguridad es “más policías, más patrulleros, más equipamiento y mejor formación”: ¿eso es una política de seguridad?
Me suena un poco a desconocimiento. Esa es una fórmula que envejeció. Es la fórmula que tienen a mano los intendentes permanentemente, en la desesperación de no poder resolver…
Con la salvedad de que ellos no tienen la responsabilidad…
Lo digo en cuanto a la demanda. Cuando yo era secretario de Seguridad de la Nación le decía a la Ministra y a los jefes de la fuerza que parecíamos un delivery de gendarmes. Si esa fuera la solución sería muy fácil, y el “más” no es fácil ni efectivo. Esto se verifica en dos territorios: en Provincia, con una fuerza de 90 mil efectivos con alcance territorial y equipamiento, y en la Ciudad, con la ratio más grande de policías por habitante, que tampoco tiene solucionado el problema. El desconocimiento del problema hace que se banalicen o no se tengan en cuenta las soluciones que hoy necesita una política de seguridad.
En lo que sí estoy de acuerdo, y hay que seguir profundizando y ampliando, es la formación y capacitación, sumada a trabajar en inteligencia criminal, en prevención, en conjunto con las jurisdicciones. Creo que hay buena fe en Axel, pero plantear la dicotomía con la Ciudad, desde el punto de vista político y efectivo de la seguridad, no le suma. Yo, si fuera el Gobernador, mandaría al ministro a hacerse ver en una mesa permanente, metropolitana, para ver cómo se resuelve el problema. También con la Nación a pesar de la política errática de ésta última.
Una cosa es sentarse y otra es hacerse ver, ¿vos hablás de comunicación política o de ponerse a trabajar?
Hay que hacer las dos cosas. En seguridad hay que hacer todo. Y una de las cosas es mostrar hacia afuera que tenés la voluntad de trabajar el tema y trabajarlo efectivamente con los profesionales que existen, y muy buenos, en el Ministerio de Seguridad bonaerense, en la Policía, en la Ciudad y en la Nación.
Sentarse, cuando tu contraparte no tiene buena fe, ¿también sirve?
Lo tenés que ir evaluando. Pero tu primera reacción no puede ser decir que el problema está en otro lado. Eso no se puede hacer, no se puede subestimar nada. Para mí, hay que dar un fuerte mensaje a toda la sociedad, a toda la población, incluso a los que están en el delito, y trabajar en este aspecto.

También hay un debate sobre la planificación territorial, sobre empoderar mandos medios, también a los intendentes…
Planificación territorial y técnicas de investigación criminal. Nuestras ciencias sociales tomaron cada día más interés en el tema de la seguridad como parte de los estudios. Lo que no ocurre es que eso se esté volcando a la planificación.
¿Qué herramientas ves que no se estén usando?
Técnicas de investigación criminal, análisis de los territorios y de sus particularidades, la prevención social del delito en barrios y en los jóvenes en conflicto con la ley penal, los sistemas de reinserción post carcelaria. Hay muchos aportes que no se están viendo, que se trabajaron en los ámbitos de estudio e investigación, pero seguimos diciendo que la solución es poner más policías y más patrulleros.
En cuanto a la supuesta -y en parte verdadera- inabarcabilidad de la Provincia, sé que el Ministerio de Seguridad ha desarrollado una división o un sistema de responsables políticos – civiles en cada uno de los territorios, departamentales y las regiones. Eso existe, el tema es ver cómo se
manejan los jugadores ahí, cómo está funcionando, y cuál es la relación con los intendentes. Los intendentes son los primeros interesados y los que pueden dar una buena mano, hay que hacerlos formar parte de las decisiones.
¿Pero cómo?
Sentarse y sacarse la foto no sirve, eso es para un día. La mesa sirve, porque nadie conoce más el territorio que el gestor local. En esa síntesis puede surgir un análisis más certero de dónde poner los patrulleros, el personal, si es verdad que hace falta tecnología qué tipo y porqué, y qué mas es lo que hace falta en cada realidad.
La Justicia bonaerense es un queso gruyere. Se cubren vacantes pero a un ritmo lento. ¿Cuánto influye eso en la situación que vemos?
Totalmente influye. Estoy de acuerdo cuando lo que enuncian Sergio Berni, Javier Alonso y el Gobernador. Pero no se puede resolver en el corto plazo. Con lo que hay, tenemos que trabajar de manera más cercana con los fiscales. En algunos departamentos judiciales se está haciendo. Conozco la experiencia de Moreno, que quedó muy expuesto por los hechos de inseguridad recientes, pero ahí el Secretario de Seguridad y otros funcionarios trabajan muy fuerte desde hace cinco años con el sistema de fiscalías que corresponde al departamento judicial.
¿No lo hacen todos?
No, no lo hacen todos. En Moreno se tomó el toro por las astas porque hay personas que entienden el sistema, el papel desde el punto de vista jurídico y judicial en la cuestión del delito. Se ha hecho un trabajo muy fuerte en esto.
La insuficiencia del sistema judicial como está actualmente para responder la multiplicidad de temas que hay en cuanto al delito no creo que se pueda resolver en el corto plazo, pero pueden hacerse cosas.
Noto que desde el peronismo y el progresismo empiezan a surgir una autocrítica sobre cómo se aborda el tema de la seguridad…
El nicho de las personas que nos ocupamos de la temática en distintos lugares -yo hace 25 años que estoy ocupando espacios diversos espacios ejecutivos, legislativos, etc, materia de seguridad- salimos mucho al abordaje del problema, pero hemos reflexionado poco sobre el mismo. Desde los inicios de la democracia, en el 83, es una temática que al progresismo, a los partidos del campo popular, al Justicialismo, nunca les interesó encarar el problema con constancia y de forma sustentable. Al principio se delegaba a excomisarios, ex militares, eso se hizo durante muchos años. Después se tomó conciencia de que la problemática le estallaba en la cara al gestor local y se cayó en la cuenta de que nos deberíamos haber ocupado con más profundidad del tema.
Puede ser que durante muchos años el progresismo lo haya tenido a un costado, por miedo, por la relación con las fuerzas de seguridad que intervinieron en la dictadura. Hay deudas ahí, ¿no? A nivel nacional, ¿cuántas veces anunciamos una reforma de la policía federal? En la provincia de Buenos Aires lo mismo. No mantuvimos una línea de trabajo conjunta, incluso por las mismas mezquindades o internas nuestras.
Cristina hizo un acto en La Plata en el que amagó con empezar a hablar del tema. Quedó ahí…
Hay una imposibilidad para reunirnos en ese sentido. A los que están en gestión los come la diaria, la coyuntura. Y entre nosotros mismos un montón de veces se plantearon internas sin sentido. Si vos decís cuál es el proyecto, los pilares en materia de seguridad, del programa del Partido Justicialista no lo vas a saber. Cuando se dejó de delegar en los ex comisarios se le trasladó el problema a los intendentes.
Entonces nunca se articuló un discurso, una idea de trabajo propia y salís con lo primero que tenés a mano o lo que resulta mas obvio: poner más policías y patrulleros.

