Diego Spagnuolo volvió a atrincherarse en el silencio judicial en el corazón del escándalo de coimas que golpea al gobierno de Javier Milei. Contra lo que había anticipado su propio abogado, el ex director de la ANDIS evitó responder preguntas, no amplió su versión de los hechos y se limitó a negar las acusaciones. Según confirmaron fuentes judiciales, se presentó, afirmó su inocencia y pidió esperar a revisar el expediente completo para volver a hablar.
Su abogado, Mauricio D’Alessandro, sostuvo afuera de Comodoro Py que Spagnuolo “dijo que no tenía nada que ver con los cargos que se le imputaban y que iba a revisar la causa en profundidad cuando tuviera acceso a toda la prueba.
El silencio como estrategia
La distancia entre lo permitido y lo ocurrido fue abrupta. Más temprano, D’Alessandro había asegurado que su defendido iba a “explicar” la relación con Miguel Ángel Calvete, uno de los principales engranajes del circuito de retornos investigado. Nada de eso sucedió. En la sala de indagatorias del Juzgado Federal N° 11, ante el juez Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi, Spagnuolo optó por el camino más corto: silencio, negación y espera.
Puertas adentro, solo ofreció dos aclaraciones puntuales: la existencia de 82.000 dólares y 2.950 euros sin declarar en una caja de seguridad, que, dijo, no visitaba desde abril de 2023, y la lujosa remodelación de su casa en el country Altos de Campo Grande. Afirmó que apenas construyó una galería, pese a que los primeros peritajes indican una obra de siete meses realizada por empresas de alto nivel, inconsistentes con el patrimonio declarado del exfuncionario. Después, volvió a callar.
El contraste entre su silencio y el volumen de evidencias reunidas en la causa se hizo más evidente a medida que avanzaba la jornada. El fiscal Picardi ya había solicitado su indagatoria sobre la base de los presuntos audios en los que Spagnuolo confirmaba un sistema de retornos ligado a la compra de medicamentos para personas con discapacidad, incluso mencionando el famoso “3% para Karina”. La defensa insistió hoy en desacreditarlos: “Hay una pericia que dice que fueron manipulados con IA pero es su voz. Es un deepfake”, remarcó D’Alessandro frente a la prensa.
Las pruebas que lo cercan
En paralelo, la fiscalía profundiza sobre las visitas del exdirector de la ANDIS al domicilio de Calvete, al que considera un operador externo clave. Para Picardi, esas presencias no son un dato menor: las imágenes extraídas del celular del propio Calvete lo muestran entrando a la vivienda con una mochila y apuntalan, junto con los chats, la hipótesis de un esquema de retornos. En uno de los intercambios incorporados al expediente, el empresario pedía a su pareja “cinco palos” para “el boludo del pelado que viaja a Israel y no tiene efectivo en pesos”, referencia directa a Spagnuolo.
Las novedades del expediente ampliadas en los últimos días comprometen aún más al exfuncionario. Frente al juez, intentó desvincularse también de la compra de medicamentos de alto costo realizada por la Agencia, mientras la fiscalía lo mantiene imputado como jefe u organizador de una asociación ilícita que direccionó contrataciones a determinadas droguerías mediante compulsas presuntamente irregulares y con sobreprecios. Ese mecanismo, sostiene la acusación, habría sido sostenido por un círculo compuesto por funcionarios formales y operadores sin rango administrativo, entre ellos Calvete, señalado como “jefe paraestatal” dentro de la Agencia.
El hermetismo de este miércoles, sin embargo, no modificó el cuadro general: la investigación avanza, las indagatorias continúan, este jueves está citado el exfuncionario Daniel Garbellini, y el expediente se robustece con evidencia documental, capturas de cámaras de seguridad, registros de visitas, comunicaciones y movimientos financieros que la fiscalía considera de alto impacto.
Spagnuolo, por ahora, elige el silencio como estrategia. En un caso donde las pruebas se acumulan y las coartadas comienzan a crujir, esa decisión puede ser un blindaje momentáneo o un síntoma del desgaste político y judicial que atraviesa al gobierno. Lo cierto es que, en un momento clave del proceso, el exdirector de la ANDIS volvió a dejar una señal inequívoca: no quiere, o no puede, explicar todavía lo que la investigación le atribuye.

