Raquel Gazzanego, viuda de una de las víctimas de la denominada “Masacre de Wilde“, hecho ocurrido hace más de 28 años y por el que hoy comenzaron a ser juzgados siete expolicías, mientras que se aguarda una pericia para establecer si un octavo está en condiciones de afrontar el proceso, dijo que espera “una justicia justa”, al tiempo que su abogado, que la representa como particular damnificada en la causa, aseguró que si el resultado del juicio no es el esperado “el caso va a seguir ante organismos internacionales”.
“Mi expectativa es que salga a la luz lo que realmente pasó, no solamente que se aclare quién mató a Edgardo (Cicutín), y a Roberto (Cordbo) sino además saber por qué salieron a cazar gente. Ellos (los policías) desde el primer momento dijeron que era un lamentable error, bueno, a quién más tenían que matar y por qué. Básicamente eso es lo que buscamos, una justa justicia”, dijo a la viuda de Cicutín en la puerta de los tribunales de Lomas de Zamora, a poco del inicio del debate.
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Por su parte, el abogado Ciro Annicchiarico, quien representa a Gazzanego y a sus hijos como particulares damnificados, manifestó a esta agencia que está “convencido de la responsabilidad criminal de los acusados” y adelantó que de no haber una condena justa el caso seguirá adelante “ante organismos internacionales”.
“Después de más de 28 años de sucedido este terrible hecho en el que fueron asesinadas cuatro personas y tentado el homicidio de una quinta, vamos a tener un juicio y nuestras expectativas son totalmente positivas. Estoy convencido de la responsabilidad criminal de los policías que quedaron procesados y de los que quedaron, porque fallecieron tres y otro está separado por razones de salud, pero creo en la responsabilidad de ellos como un grupo que intervino con un plan criminal concreto”, añadió el letrado.
“Claramente -prosiguió- se trató de una típica ratonera, donde el sistema policial vinculado con banditas que trabajaban para ellos los emboscan, inventan un enfrentamiento y luego se quedan con el botín, ese es el objetivo que tenían”.
“Hace 28 años que estamos esperando este juicio que se intentó trabar de muchísimas maneras en una clarísima privación de Justicia para las víctimas, motivo por el cual está interviniendo la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), que se presentó como observadora porque si el resultado del juicio no hace justicia, el caso va a seguir ante organismos internacionales”, concluyó.
EL JUICIO
El juicio oral y público por la denominada “Masacre de Wilde”, un emblemático caso de “gatillo fácil” ocurrido en 1994, en el que cuatro inocentes fueron asesinados por efectivos que los confundieron con delincuentes en esa localidad bonaerense, comenzó hoy en los Tribunales de Lomas de Zamora en la sede judicial ubicada en Presidente Perón 2463 -ex Camino Negro- y estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3, conformado por los jueces Marcelo Hugo Dellature, Luis Miguel Gabián y Claudio Fernández.
Luego de los alegatos de apertura de las partes, se dio paso a los primeros testigos, que serán Raquel Gazzanego y Patricia Corbo, viudas de Edgardo Cicutín y Norberto Corbo, respectivamente; Claudio Díaz, el único sobreviviente de la masacre; y los policías que realizaron las actuaciones iniciales en la escena.
El juicio comenzó casi un año después de la audiencia preliminar, en la cual la fiscal que estuvo a cargo de la acusación, Viviana Simón; los abogados de las cuatro víctimas y los defensores particulares y oficiales de los nueve imputados detallaron el procedimiento de presentación de pruebas.
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