Gimnasia necesita afianzar sus pretensiones futbolísticas y trasladarlas a resultados. La derrota ante Instituto en el debut en el Clausura dejó señales que si se interpretan correctamente pueden contribuir a una mejora colectiva. Pero también números alarmantes: sin situaciones claras, el equipo tuvo más la pelota que su rival (52%) pero no la usó efectivamente. Y, como si se tratara de una costumbre, Nelson Insfrán terminó siendo decisivo para evitar que los daños fueran mayores.
¿Cambiar o sostener? Alejandro Orfila sabe que con apenas un partido disputado y una lesión que a último momento lo privó de tener a la referencia de área con la que había practicado durante toda la pretemporada (Jan Hurtado) empezar a ajustar tan rápido puede ser hasta contraproducente. No obstante, las pinceladas que mostraron dos de los ingresados pueden ser una pista para retocar lo necesario.
¿Mete Pata?
Un Lucas Castro muy involucrado en la creación, buscando ser siempre un vértice de pase para sus compañeros en momentos en los que la pelota pesaba, asoma como una alternativa a estudiar como titular si el rendimiento se sostiene. Al lado de un prolijo Facundo Di Biasi, el Pata permitió soltar un poco más las alas, compensar la contención y -especialmente- aportar tranquilidad. Con 36 años, el volante entiende de qué se trata jugar bajo la presión popular, sin que eso vaya en desmedro de un Nicolás Garayalde con vaivenes.
Ahora bien: del mismo modo que los 30 minutos de Castro ofrecieron una solución de juego, Gimnasia necesita también cumplir frente al arco rival. Tanto que sólo seis tiros de los 15 que ensayó fueron al arco. Y eso es un problema que viene de arrastre. Y que afectó a Ivo Mammini: el delantero estuvo 74’ en cancha y no pudo patear ni siquiera desviado.
Quizás Chelo merece…
En ese contexto es donde irrumpe la figura de Marcelo Torres. Antiguo goleador de las Inferiores de Boca, con pasado en el exterior y apenas un puñado de días trabajando en Estancia Chica, el Chelo es cierto que tampoco logró chutar al arco de Manuel Roffo, pero al menos mostró cierta intensidad y voluntad de estar siempre activo para disputar pelotas en la primera línea defensiva (el ataque) y atorar. Una electricidad que podría contagiar. Y que hace match con las características que Orfila también destacaba del lesionado Hurtado.
Por lo pronto, el desgaste de Maxi Zalazar -salió acalambrado en su debut, en el que intentó generar barullo con pases y vértigo aunque sin tanta conexión colectiva- puede ser otra señal a la que aferrarse hacia adelante. Porque Gimnasia deberá atarse a ello para poder resurgir, ganar en continuado y dejar de pensar en el fondo.