Fue un día de despedidas en Gimnasia. Por empezar, la que sorprendió a todos, la de uno de los referentes del equipo: Pablo De Blasis. La del volante se dio después del mediodía y, por lo imprevisto, hizo ruido. La cuestión es que a última hora de este lunes llegó un nuevo adiós, en este caso más cantado: el de Rodrigo Castillo, quien fue vendido a Lanús.
De uno de los referentes del plantel al goleador del equipo, el nivel de las bajas del Lobo es de peso y marcan el arranque de un nuevo ciclo de la mano de Alejandro Orfila. Más allá de que De Blasis se va por su cuenta poniéndole fin a su ciclo seis meses antes y Castillo lo hace a través de una venta, hay una realidad que los une: los dos estaban relegados en la consideración del DT.
“Hoy me toca despedirme de este gran club, agradecido con toda la gente que me cruzé desde que llegué, de todos aprendí y me llevo algo. Gracias a toda la gente que trabaja en el club y a toda la gente que me tocó coincidir dentro de Gimnasia, me llevo muchas anécdotas, momentos y muchos amigos y gente querida. Gracias a los hinchas por bancarme y demostrarme su cariño, con aciertos y errores siempre intenté dar lo mejor de mí. Gracias Gimnasia por estos años, hoy me toca ir por otros sueños pero siempre los recordaré. Con cariño, Rodrigo Castillo”, subió el goleador a sus redes.
Su presentación en Lanús
Al mismo tiempo que Castillo se despedía del Lobo, el Granate dio a conocer la firma del contrato del goleador, que arregló con dicho club hasta diciembre del 2028.
Lanús desembolsará alrededor de 1.700.000 de dólares por el 80% de los derechos económicos de Castillo (2.000.000 en total), que este lunes por la mañana superó la revisión médica y ya se sumará a las órdenes de Mauricio Pellegrino.