Fue el gran ausente de la tarde. Una tarde de claro y humedad, donde la transpiración fue denominador constante de los hinchas que asistieron a una nueva consagración de Estudiantes (y los secanucas se hubieran hecho un festival, dirá algún mal pensado). La segunda en una semana. La tercera en menos de un año y la quinta en el lapso de 24 meses.
Números que permiten explicar porque Estudiantes se transformó en el karma de Claudio Tapia. Chiqui para la opinión pública. Es que el Pincha se convirtió, tras los títulos de la última semana, en el tercer club más ganador de la gestión Tapia, solo por detrás de River y Boca, que ganaron nueve títulos cada uno.
¿Curiosos no? Uno de los equipos al que persiguió la AFA en los últimos años pudo sobreponerse a la adversidad para darle flor de cachetazo a una gestión cada vez más discutida y menos creíble, que despertó a un gigante dormido tras el pasillo-gate y le hizo vivir a la cúpula de la entidad que Tapia preside un fin de año inesperado. Sí, para con ganas, como pidió Maxi Leavy…
Tapia, el gran ausente de San Nicolás
El presidente de la AFA no estuvo en el estadio. Ni si quiera estuvo en el país. A tres años de la obtención de la última Copa del Mundo, visitó Doha para cerrar más partidos amistosos y se fotografió con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
En su lugar, entregó premios un tal Francisco Duarte, CEO de la Liga Profesional. Sí, ningún dirigente de la AFA estuvo presente en la premiación.

