Era el gran candidato. Porque venía en levantada y porque su rival, River, venía en picada. A veces, el fútbol respeta cierta lógica. Y así fue en el superclásico del fútbol argentino. Ganó el candidato. Y ganó bien. Por 2 a 0. Incluso, pudo meter algún gol más. Pero en definitiva, fue triunfo y fiesta de Boca.
Con un súper Zeballos, que la rompió como ante Estudiantes, Boca lo empezó a ganar en el final del primer tiempo con un gol justamente del Changuito. Y al comienzo del segundo, a los 2 minutos, dio el golpe de nocaut, con un grito de Merentiel, tras asistencia del Chango, que parece haber recuperado su mejor versión.
A partir de ese segundo gol, Boca manejó el partido a su antojo y si no ganó por más fue porque Milton Giménez se perdió tres situaciones claras para aumentar. Además, hubo un penal que el árbitro Nicolás Ramírez sancionó por una supuesta falta de Armani al delantero, pero que el VAR lo llamó a revisar y que finalmente el juez desestimó.

Así, Boca no sólo se subió otra vez a lo más alto de la Zona A sino que aseguró su clasificación a la próxima Libertadores y vivió una verdadera fiesta en su propia cancha. Un triunfo que fortalece a Claudio Úbeda en el cargo, que ahora suma chances de continuar en el 2026, ahora sí como técnico principal y no como plan de emergencia tras el fallecimiento de Miguel Russo, quien era el conductor de este cuerpo técnico.
En contrapartida, esta derrota hunde todavía más al ciclo de Gallardo, quien en la semana previa renovó hasta diciembre del 2026, pero no da señales de mejoría. Incluso, hasta puso en riesgo su clasificación a la próxima Libertadores, que hoy lo tiene en Repechaje.

