Carlos Bilardo ha sido y es, sobre toda las cosas, un ganador. Se autopercibía ganador como jugador, se autopercibió ganador como entrenador y dio la talla a un nivel tan alto en la Selección Argentina que no hay aún un apellido en este suelo que haya logrado la hazaña de ganar un mundial y de ser subcampeón en el siguiente.
Con ese que parece un simple dato, pareciera más que suficiente para indicar que la decisión que tomó Julio Grondona de ofrecerle un contrato a Bilardo para que tome las riendas de la Selección Argentina en febrero del 83´es una de las más acertadas que se han tomado en la sede de AFA de la calle Viamonte. Ese día, esa firma, esa foto cumple hoy 40 años y nada fue igual desde entonces.
Pese a que la historias de Grondona y Bilardo siguieron ligadas por años el inicio del vínculo no fue sencillo. Don Julio tenía en su sangre el estilo Independiente y soñaba con un continuidad de formas tras la salida de César Luis Menotti, sin embargo hubo varios factores que lo hicieron cambiar de idea.
Para comprender la historia hay que saber que para Grondona Bilardo era “un pincha culos con alfileres”, un tramposo, un tipo que venía de una escuela a la que el ex presidente debió aceptar a regañadientes. Como jugador el narigón había sido clave el poderoso Estudiantes de fines de los 60´ y como entrenador había logrado ser campeón con el pincha en el momento justo y con un esquema y una dinámica que al día de hoy le cuesta asumir a sus detractores.
El Estudiantes campeón del Metropolitano 82´ se cruzó en el camino de quienes rodeaban a Grondona y cuenta la historia que fue la “Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines” quienes pusieron la piedra fundamental de aquel impulso Bilardiano que puso al Narigón al frente de la Selección pese a que el presidente de AFA lo tildaba de anti fútbol.
Bilardo no era opción pero Grondona no podía elegir a Miguel Ángel “Zurdo” López por su pelea con la dirigencia de “su” Independiente y tampoco le quiso sacar a Carlos Griguol a Ferro ya que el titular de los de Caballito por ese entonces era Santiago Leyden, poco antes Secretario de Deportes del Gobierno militar.
En esos días de tumulto en AFA fue la presentación dinámica y apasionada de Carlos Bilardo la que le torció el brazo a un Grondona que no tuvo más que entregarse al deseo del Narigón de llevar a la Selección a la gloria. Su debut en la Mayor fue el 12 de mayo con un empate ante Chile 2 a 2 en Santiago con goles de Norberto Alonso y Ricardo Gareca para la albiceleste.
Bilardo no se detuvo en las diferencias, ni en los cómo ni en los por qué. Fue por la gloria contra todos y la consiguió. No le importaba el dinero, quería el prestigio para el fútbol argentino. Se hizo fuerte en la mala y se sostuvo firme pese a que el aparato mediático le movió el piso hasta sus últimos días. Lo que pocos sabían entonces es que el mejor alumno de Osvaldo Zubeldía tenía un plan y ese plan consistía en ir a buscar a un tal Diego Maradona a España para decirle que, desde ese día, el iba a ser el capitán de la Selección y el único titular inamovible de un equipo diseñado para que el mejor del mundo, de su mano, pase a ser el mejor de la historia.
El premio que aún puede ganar Bilardo
Se sabe que Bilardo no paso desapercibo por ningún club y Sevilla no fue la excepción. De hecho, fue el equipo blanco el que le dio la posibilidad de dirigir por primera vez en Europa a nivel clubes y el que lo reunió con Diego Maradona en la álgida temporada 92/93. Fue allí, donde hoy los campeones del mundo Gonzalo Montiel, Marcos Acuña y Papu Gómez representan al fútbol argentino junto a Lucas Ocampos y Erik Lamela, donde el arquitecto de la segunda estrella dejó una huella enorme que al punto de hoy tener una filial internacional en su honor: Pisalo.
Esta peña, que hace referencia a la icónica frase, es la que por estos días impulsa el nombre de Carlos Bilardo para que sea ganador de una distinción que el club solo a entregado una vez en su rica historia, el Banquillo de Oro Ramón Encinas. Esta es la distinción máxima que el club le ortorga a sus entrenadores y, desde su instauración en junio de 2013 solo se le ha entregado a Manolo Cardo la cabeza detrás de la única liga que el club ha ganado en su historia y dueño de un legado único construido sobre números históricos conseguidos desde la banca.
Desde la Peña Sevillista Pisalo se ha entregado un comunicado oficial a las autoridades del club pidiendo “reconocer en vida los méritos y la carrera deportiva de aquellos que con su compromiso dieron grandeza al club”.El llamado de Pisalo recorre las redes y busca que desterrar del olvido este valioso reconocimiento para las figuras que han enaltecido a la institución. De darse, sería otro reconocimiento inesperado para el ex entrenador de 84 años que hace poco vio como su documental se quedaba con el Cóndor de Plata 2022.