Los lectores de la columna de dataJungla advertirán que la recomendación de hoy no es de las habituales. Acostumbrados a novelas, libros de historia reciente, películas o series, verán que hoy transitamos un camino distinto. También porque el libro recomendado recorre un camino diferente a los de su género.
La primera vez que escuché hablar de “Open, mi historia”, las memorias del tenista André Agassi, fue de boca de una autoridad: la gran escritora de crónicas, Leila Guerriero, nos lo recomendó durante un curso. Si Leila decía que Open era un gran libro había que -por lo menos- mirarlo con atención. Primer recomendación al margen: lean las crónicas de Leila Guerriero, cualquiera de ellas, todas valen la pena. Aquí les dejo un par que publicó la Revista Anfibia.
“Es un libro adictivo”, dice un usuario anónimo en un comentario de Google. Coincidimos, lo leí completo en la pantalla de mi celular, aunque tiene 480 páginas, nunca había hecho tal cosa, y en no más de cinco días. No podía dejar de leerlo. No es que me interese el tenis, ni la vida de Agassi, ni nada que se le parezca, pero el libro te atrapa y lo leés de un tirón hasta el fin. Punto a favor de Open.
Fue escrito por J. R. Moehringer, premio Pulitzer de Periodismo en 2000, aunque lo hizo en calidad de escritor fantasma, por lo cual su nombre no aparece en el libro. Un estilo de escritura muy llevadera, como ya dije, atrapante. El contenido también lo es.
Agassi soporta un padre insufrible, que sólo desea que su hijo sea una estrella de tenis, sin importar demasiado todo lo que le ocurra en el resto de los aspectos de la vida. El pibe lo sufre, pero continúa ahí, haciendo una gran carrera tenística, independientemente de lo que desee para sí mismo. Esa relación padre-hijo le otorga una gran tensión dramática.
El otro gran tema del libro es la obsesión. No creo que haya un personaje destacado de ninguna disciplina que no tenga un alto grado de obsesión. Sin obsesión nadie se destaca en nada. Agassi la tiene, aunque seguramente no más que casi ninguno de sus colegas deportistas de élite. Destacarse en un área implica una dedicación hiper exclusiva. Pienso en Maradona, que además de ser Maradona, se quedaba solo después del entrenamiento para practicar media hora más de tiros libres. El libro nos permite asomarnos a esa manía obsesiva y tratar de comprenderla, más allá incluso de Agassi.
Y si de obsesiones hablamos, aprovecho al paso para recomendar una gran película, a la que dedicaremos algún día una columna completa: “Whiplash, música y obsesión”. Inmensa peli.
Dice Agassi: “juego al tenis para ganarme la vida, aunque odio el tenis, lo detesto con una oscura y secreta pasión, y siempre lo he detestado”. Es un buen nudo dramático: un tipo que le dedica la vida a una actividad que detesta, pero su obsesión (y su talento) lo llevan a convertirse en el número 1 de ese deporte.
Hay una lucha permanente al interior de Agassi, que busca librarse del tenis, pero al mismo tiempo siente que no tiene alternativas. Ha dejado la escuela, siente que no tiene capacitación para ninguna otra tarea. Su padre, hábil manipulador, lo sabe: “¡Has dejado el colegio! A efectos prácticos, te has quedado en octavo de primaria. ¿Qué alternativas tienes? ¿Qué otra cosa vas a hacer? ¿Ser médico?”.
Se lee como una novela porque podría ser una novela. Tiene la tensión dramática adecuada para serlo.
Otro acierto es que el libro no haya sido escrito por un periodista deportivo. Perdón por la digresión, pero… ¿qué pasa con el periodismo deportivo?. ¿Qué son esos programas de deportes donde se discute con igual intensidad todos los temas, sin importar si se trata de un equipo de la D o la final del campeonato del mundo?. Hay honrosas excepciones, por supuesto. Pero, al menos el universo televisivo, es deplorable. Otra recomendación al paso: éste diálogo entre Juan Pablo Varsky y Diego Latorre,interesante escucharlos. No coincido ideológicamente en nada con Latorre, pero siempre es un placer escucharlo comentar. Te muestra lo que pasa, explica el juego, y no cae en las autoreferencias de los ex futbolistas devenidos en comentaristas deportivos. Fin de la digresión, mil disculpas.
Volviendo a “Open, mis memorias”, ¿qué más decir?. Un libro bien escrito, llevadero, atrapante, que no sólo nos deja asomarnos a la vida de un gran deportista, sino que además nos permite adentrarnos en fenómenos como la obsesión o los padres abusivos. Seguramente pasarán un grato momento de lectura, acompañada por la comprensión de algunas de las limitaciones humanas. Ahh, y entenderán mejor el juego de tenis, y sus implicancias psicológicas, eso también me gustó mucho: leer de primera mano, de uno que estuvo allí, cómo incide la psicología en los partidos.
No es poco, para un solo libro. ¡¡Hasta la próxima!!

