Cuando se acerca el verano a esta altura del año se renueva el debate, pero esta vez la situación de Pandemia lo potenció aún más. ¿Son buenas o son horrendas las playas bonaerenses?
Y como siempre aparecen un mar de respuestas.
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Un posteo de Twitter esta vez reavivó la discusión entre quienes defienden la Costa de la Provincia de Buenos Aires y quienes elijen defenestrarla.
Hay mucha argumentación tanto de un sector como del otro, y por supuesto la grieta también se mete en las diferentes opiniones acerca de la costa.
Este año serán muchos los argentinos que habitualmente veranean en playas del exterior los que tengan que optar “a la fuerza” por quedarse en el país, y quienes prefieren la playa a cualquier otro paisaje, eligen mayoritariamente las arenas de la costa provincial.
Entre las fundamentaciones de los defensores y de los detractores hay mucha variedad, aunque también tercia el sentido de pertenencia, nacionalistas o localistas versus fans de lo que no sea argentino.
Quienes critican la costa bonaerense lo hacen porque según dicen sus arenas no son finas y blancas, además que por su composición se calienta a la hora de pisarla obligando a llevar calzado o a correr de “sombra en sombra” para moverse cuando el sol aprieta.
También se refieren al excesivo viento que surca los sectores más cercanos al agua y le suman la temperatura generalmente fría del mar.
Además suele ponerse del lado del “debe” la cantidad de carpas y sombrillas ubicadas por concesiones privadas que limitan en espacio, lo que produce amontonamiento de gente, algo que en esta temporada será un factor más de riesgo aparte de la incomodidad.
Los defensores de nuestras playas, además de basarse en un espíritu nacional dicen que son amplias, con mar abierto, que quedan a pocas horas de los centros urbanos más grandes del país y que suelen brindar una infraestructura de servicios que no todas las ciudades del mundo están en condiciones de ofrecer.
También destacan, sobre todo en Mar del Plata, que se trata de una ciudad de casi un millón de habitantes que ofrece opciones que van aún más allá de las playas, como teatros, cines, entretenimientos, circos, paseos peatonales, casino, discotecas, un puerto, hostelería, gastronomía y una oferta cultural de nivel internacional.
En uno de los varios cruces en las redes sociales sobre las virtudes o los defectos de nuestras playas un usuario posteó algo que le toco vivir: “Una chica venezolana pide una recomendación sobre playas argentinas, ¿que le contesta la mayoría? Que todas son una mierda. Que gente tan triste. Deben llorar todas las mañanas cuando se lavan los dientes y se ven”.
Por supuesto las respuestas no tardaron en llegar con las más diversas opiniones.
Una de ellas tratando de saltarse las diferencias políticas buscó componer a ambos bandos diciendo: “Siempre en contra de los que dicen que este pais es una mierda… pero hay una realidad.. en un top 200 de mejores playas sudamericanas, no hay UNA SOLA de Argentina. Ni la mejor de las nuestras rankea… es la realidad. Tenemos montaña, todos los climas, lo quieras… playa no”.
Otra, más pragmatica sumaba “El llanto no va a hacer que suba la temperatura del agua. Sacando eso algunas son lindas, sí, pero igual es una cagada tener tremendo mar para meter un pie y sacarlo congelado”.
El hilo de comentarios al pie de estos mensajes ofrece un muestrario de las más disímiles miradas sobre nuestro mar, nuestra arena y nuestro clima veraniego en la costa, que quizás sea demasiado austral.
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