Un cliente enojado de La Fonte D’Oro, la tradicional cadena de café de Mar del Plata, difundió en redes sociales un ticket donde figuraba una promoción que parecía tentadora: “De lunes a viernes y hasta las 12 del mediodía, el segundo café es gratis”.
La letra chica agregaba que el beneficio era válido “por una recarga de café tras haber comprado uno previamente. Sólo para consumo en sucursal”. El cliente relató que, al intentar usar el mismo vaso descartable entregado por el local para acceder al beneficio, le negaron la recarga.
En su descargo escribió con furia: “Una manga de garcas los de La Fonte D’Oro. La publicidad es totalmente engañosa. Digna de ir a Defensa al Consumidor. Que les sirva de laxante, basuras”.
El posteo, que señalaba el local de avenida Luro casi Independencia, se viralizó rápidamente y abrió un debate: ¿se trató de una estafa encubierta o de un malentendido por no leer la letra chica?
Bandos enfrentados en redes
Las respuestas de otros usuarios no tardaron en llegar, dividiendo opiniones. Por un lado, hubo quienes defendieron la queja inicial con dureza:
“Tenemos que empezar a denunciar a todas estas ratas”.
“No aclara en ninguna parte qué envase tiene que ser para la recarga. Tremendos garcas”.
Otros, en cambio, salieron a cruzar al denunciante, sosteniendo que la promoción estaba clara:
“Jajaja aprenda a leer señor. No es engañoso. Dice perfectamente consumo en el local. Usted pidió para llevar. Eso no es consumo en el local. Sabe la diferencia?”.
“Es como el servicio en EEUU donde podés recargar el café sentado en el local. Es obvio que no es para llevar, porque sino podrías volver con el vaso al otro día y pedir recargas infinitas”.
Algunos incluso lo compararon con las típicas cafeterías estadounidenses, donde el refill de café filtrado es una práctica común: “Es el mismo sistema de las cafeterías yankees… Estás sentadito y te vuelven a servir”.
¿Publicidad engañosa o malentendido cultural?
El nudo del conflicto parece estar en el concepto de “recarga”. Mientras algunos consumidores lo entienden como volver con el mismo vaso para pedir más café en cualquier momento, la empresa lo plantea como un refill inmediato, válido únicamente durante el consumo en la sucursal y en tazas o vasos propios del local.
La falta de claridad genera la sensación de publicidad engañosa, más allá de que las condiciones estén impresas en la parte inferior del ticket. Según especialistas en defensa del consumidor, estas situaciones son frecuentes: la letra chica suele estar, pero al no estar explicada de manera visible al momento de ofrecer la promoción, se crea un terreno fértil para la confusión y el enojo.
Lo cierto es que, en Mar del Plata, La Fonte D’Oro no es una cafetería cualquiera: es un ícono histórico que desde hace décadas acompaña a locales y turistas. Por eso la polémica impactó fuerte: muchos usuarios expresaron decepción por sentir que la marca jugaba con la confianza de sus clientes de toda la vida.
Más allá del café
La discusión, aunque parezca menor —apenas un café y una medialuna de $4.500—, abre un debate mayor sobre la transparencia en las promociones.
La confianza entre consumidores y marcas no se mide sólo en grandes compras, sino también en gestos cotidianos.
El episodio transparentó algo más profundo: en tiempos de crisis económica, la sensibilidad del público frente a posibles abusos es cada vez mayor.
Un café mal comunicado puede convertirse en un símbolo de descontento. Y en este caso, la legendaria La Fonte D’Oro quedó en el centro de la tormenta digital.