Estados Unidos ingresó formalmente en el conflicto entre Israel e Irán con una ofensiva directa sobre el corazón del programa nuclear persa. El presidente Donald Trump confirmó que la Fuerza Aérea norteamericana bombardeó con éxito tres instalaciones atómicas del régimen iraní: Fordow, Natanz e Isfahan, sitios fundamentales para el enriquecimiento de uranio.
“Se ha lanzado una carga completa de bombas sobre la instalación principal, Fordow. Todos los aviones regresan a salvo. ¡Ahora es momento de la paz!”, publicó Trump en su cuenta de Truth Social. Aunque aún no se conoce el alcance total de los daños, medios oficiales iraníes reconocieron que el complejo de Fordow fue alcanzado tras la activación de las defensas aéreas en la región de Qom.
El ataque ocurrió en un momento crítico del conflicto en Medio Oriente, donde la presión de Israel para frenar el desarrollo nuclear de Irán se intensificó en los últimos días. Según fuentes del Pentágono, el objetivo fue generar un retroceso técnico de años en las capacidades atómicas iraníes.
Irán respondió inmediatamente con misiles balísticos sobre objetivos israelíes y advirtió que habrá represalias “en cualquier momento y lugar”. Mientras tanto, el término #TerceraGuerraMundial se convirtió en tendencia global en las redes sociales, y distintos gobiernos se declararon en alerta máxima.
Los blancos del ataque: el corazón del programa nuclear iraní
Las instalaciones atacadas son consideradas estratégicas por la comunidad internacional y representan distintos eslabones del desarrollo atómico de Irán:
Fordow: ubicada a más de 100 metros bajo tierra cerca de Qom, es una planta ultrafortificada. Allí se detectó uranio enriquecido al 83,7%, apenas por debajo del umbral necesario para fabricar armas nucleares.
Natanz: es el principal centro de centrifugado y procesamiento, donde se enriquece uranio al 60% de pureza. Cuenta con miles de centrifugadoras activas.
Isfahán: aloja el Centro de Conversión de Uranio, donde se transforma el mineral en gas UF6, esencial para alimentar las otras dos plantas.
Según fuentes militares, Estados Unidos utilizó bombas GBU-57, especialmente diseñadas para destruir estructuras subterráneas, y misiles Tomahawk lanzados desde el Golfo Pérsico. El objetivo declarado: retrasar por años el desarrollo nuclear iraní.
Reacción global: entre la condena y el pánico
Desde el Vaticano, el papa Leo XIV fue una de las primeras voces en condenar la ofensiva y llamó a una desescalada inmediata:
“Nadie tiene derecho a poner en riesgo la existencia de otro. La guerra es siempre una derrota”, expresó el pontífice en un mensaje urgente.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) convocó una sesión extraordinaria de su Consejo de Seguridad, y el secretario general, António Guterres, manifestó su “profunda preocupación por la posibilidad de una guerra de consecuencias incalculables”.
Rusia, China y Turquía condenaron enérgicamente el ataque, calificándolo de “acto unilateral y desestabilizador”, mientras que Israel celebró la ofensiva como un “punto de inflexión histórico”. Teherán, en tanto, ordenó la suspensión de todo canal diplomático con Washington y Tel Aviv.
¿Es inminente una guerra global?
Aunque no existe hasta el momento una declaración formal de guerra, la intervención directa de Estados Unidos en infraestructura crítica iraní marca un punto de no retorno en el conflicto de Medio Oriente.
“La destrucción de Fordow y Natanz no solo es un golpe técnico, sino también simbólico. Irán interpretará esto como una agresión directa y responderá en consecuencia”, explicó el politólogo francés Laurent Tardieu.
Además, el hecho ocurre en un contexto de creciente presión internacional sobre Irán, tras las denuncias del OIEA por el aumento del nivel de enriquecimiento de uranio. La decisión de Washington podría derivar en un conflicto multilateral si no se activa una mediación urgente.
Qué dijo el gobierno argentino
Desde Buenos Aires, el presidente Javier Milei respaldó públicamente la acción estadounidense y reafirmó su alianza con Israel.
“Apoyamos el derecho de las naciones a defenderse del terrorismo. La lucha contra los regímenes autoritarios no puede esperar”, aseguró.
Argentina no emitió ningún comunicado sobre una eventual escalada o sobre los riesgos para la estabilidad internacional, aunque la Cancillería monitorea el impacto en el comercio exterior y la seguridad en la región.
Un equilibrio alterado y un reloj diplomático en cuenta regresiva
El mundo observa con extrema preocupación. Las próximas horas serán decisivas para evitar que el ataque se transforme en una guerra regional de escala global. Por ahora, lo único seguro es que el equilibrio de fuerzas ha sido alterado, y las consecuencias —políticas, económicas y humanitarias— recién comienzan a delinearse.