En los últimos años, estamos siendo testigos de una creciente adopción de métodos de pago digitales. Las aplicaciones bancarias y las fintech transformaron la manera en que las personas realizan sus transacciones diarias, desde compras de alimentos hasta pagos de servicios.
Sin embargo, esta tendencia trae consigo ciertos cambios de hábitos que están generando frustración entre algunos consumidores.
Un reciente tweet de un usuario de La Plata, conocido como @Encarta_98, puso en consideración uno de estos problemas de la mano de una propuesta: la demora en las transacciones pequeñas debido al uso de métodos de pago digitales y una solución volviendo al pasado.
COMPRA Y VENTA “DE 2 JUGOS TANG”
El experto twitero expresa su frustración con la siguiente declaración: “ Quiero hacer una campaña para que la gente vuelva a pagar en efectivo. No podes estar 10 minutos para pagar dos jugos Tang y un cuarto de pan. Quizá en Finlandia sobre ese tiempo para el capitalismo pero acá no”.
Este comentario coincide con el de muchos otros consumidores que experimentan la misma problemática en los comercios locales.
La simple acción de comprar productos básicos, cuyo valor no excede los $1000, puede convertirse en una odisea de espera mientras los clientes buscan sus celulares, abren aplicaciones, escanean códigos QR y completan el proceso de pago digital.
El fenómeno del “fin del efectivo” está siendo promovido por diversas campañas publicitarias y el creciente apoyo gubernamental a las transacciones digitales.
LO DIGITAL HOY “MANDA”
Las ventajas son claras: mayor seguridad, reducción del uso de dinero físico que puede ser robado o perdido, pago asegurado de impuestos, y la posibilidad de tener un control más cercano de las personas sobre sobre los gastos cotidianos.
Sin embargo, la implementación de estos métodos de pago en compras de bajo valor también propicia una serie de “inconvenientes” que no deben ser ignorados.
El tiempo de espera en las filas de pequeños kioscos y polirrubros realmente aumentó en exceso en modo significativo.
Lo que antes era una transacción rápida y sencilla con “cash”, ahora puede demorar varios minutos.
Esta situación no solo afecta a los compradores, sino también a los comerciantes, quienes ven cómo se forman largas filas en sus locales, potencialmente perdiendo clientes que no están dispuestos a esperar tanto tiempo para realizar una compra mínima.
Conclusión: falta educación digital, especialmente en personas adultas mayores, aunque no únicamente en ellos.
La transición al pago digital dejó al descubierto una brecha tecnológica entre los usuarios. No todos tienen la misma familiaridad o comodidad con las aplicaciones de pago.
Estas personas, y como se observa en particular, especialmente los mayores, pueden sentirse intimidadas por la tecnología o simplemente no estar acostumbradas a su uso frecuente. Esto añade otra capa de complejidad y tiempo a cada transacción obligando al empleado a tener que “ayudar” al cliente incapacitado de concluir la compra.
UN HÍBRIDO DE EFECTIVO Y APP
Entonces, ¿qué se puede hacer para mitigar estos problemas? Una posible solución, como sugiere @Encarta_98, podría ser promover un uso más equilibrado de efectivo y pagos digitales, quizás colocando un mínimo para utilizarlas.
No se trataría de abandonar por completo los métodos de pago modernos, sino de educar a la población sobre cuándo y cómo utilizarlos de manera más eficiente.
Otra es hacer más sencillo e intuitivo el modo de transar con los teléfonos móviles con un simple apoyo en una terminal, y sin tantas contraseñas y pasos previos.
También los consumidores deberían ser alentados a tener sus aplicaciones listas y preparadas antes de llegar a la caja. Las campañas educativas podrían enfocarse en la rapidez y eficiencia del uso de estos métodos, enseñando a los usuarios a manejar sus dispositivos de manera más ágil. Además, los comercios podrían implementar soluciones híbridas que permitan un uso más fluido de ambos métodos de pago, sin favorecer uno sobre el otro en detrimento de la eficiencia y la satisfacción del cliente.
El costo del alquiler de los posnet tradicionales (más versátiles y rápidos) suele ser elevado para comercios pequeños que prefieren cobrar con celulares funcionando como “terminales”, lo que aumenta aún más el tiempo de cada venta.