Un grupo de 12 pingüinos magallánicos regresó al mar esta semana, después de haber sido rescatados en distintos puntos del Partido de la Costa y en las localidades de Villa Gesell, Valeria del Mar y Pinamar con distintos cuadros de desnutrición, anemia, alta carga parasitaria e hipotermia.
El operativo tuvo lugar el miércoles en las playas de San Clemente del Tuyú luego de que los animales transitaran un proceso de rehabilitación que llevó entre uno y cuatro meses.
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Las aves marinas fueron rescatadas entre finales de noviembre del año pasado y principios de marzo del 2021. En el caso de las halladas en Villa Gesell, fueron inicialmente asistidas por la Asociación de Naturalistas Geselinos, mientras que los encontrados en Pinamar y Valeria del Mar recibieron los primeros auxilios de parte de la Fundación Ecológica Pinamar.
Ambas instituciones trabajan de manera cooperativa junto con la Fundación Mundo Marino, entidad que se encargó del proceso de rehabilitación de todo el grupo.
“Estos animales pasan gran parte de su vida en el agua buscando alimento, por lo que no es un buen síntoma que aparezcan solos en nuestras playas. Lo que vemos es que año tras año aparecen desnutridos, anémicos y con cuadros de hipotermia”, explicó Sergio Rodríguez Heredia, biólogo y responsable del Centro de Rescate y Rehabilitación del organismo.
Según explicó el especialista, en Brasil esto recibe el nombre de Síndrome del pingüino varado. “Por algún motivo, en su periplo migratorio no están encontrando suficiente alimento y salen famélicos a nuestras costas. Sin asistencia, difícilmente sobrevivan”, detalló.
Cabe destacar que los pingüinos no se hidratan a través del agua de manera directa, sino a través del alimento sólido que ingieren. De esta forma, ante la falta de alimento, comienza un proceso de deshidratación. “Por eso, el tratamiento consistió en primera instancia en hidratarlos con agua y un complejo vitamínico. Luego, progresivamente se les ofrece una fórmula líquida con pescado, hasta que finalmente toleran de buena manera pescado cortado o entero”, indicó Juan Pablo Loureiro, médico veterinario y director técnico de la Fundación.
Al tener un comportamiento gregario, estas aves marinas no pueden reinsertarse de manera individual, razón por la cual fue necesario aguardar a que se conformara un grupo con una cantidad mínima de individuos.
Esta especie, que según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra en estado de “preocupación menor”, se distribuye a lo largo de todo el litoral Sudamericano, tanto en la Patagonia argentina como en el sur de Chile.
Su ciclo de reproducción se lleva a cabo entre septiembre y marzo. Luego de esa etapa mudan su plumaje e inician su viaje migratorio entre fines de marzo y principios de abril, el cual puede llegar hasta la latitud de Río de Janeiro. Durante ese viaje anual de alrededor de 6 meses, pueden recorrer un total de 5 mil kilómetros.
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