A menos de una semana de haber recibido a Javier Milei en Washington y de celebrar su “gran trabajo” al frente del gobierno argentino, Donald Trump ofreció una descripción radicalmente distinta de la situación del país.
En declaraciones realizadas a bordo del Air Force One, el presidente norteamericano —a quien algunos medios porteños llaman “el presidente”, a secas, en un gesto de ‘diplomacia’ innecesaria— sostuvo que Argentina “lucha por su vida”, que “no tiene dinero” y que “se está muriendo”.
El contraste con sus palabras del último martes no pasó desapercibido. Ese día, Trump había dicho que Milei estaba “sacando a Argentina de años de socialismo”, una caracterización más ideológica que precisa, dado que en el país nunca existió un gobierno de corte socialista.
Pero esta vez, ante una pregunta incómoda sobre los “farmers” o agricultores estadounidenses —preocupados por el impacto de las importaciones agrícolas—, el republicano cambió su tono y dibujó un panorama mucho más sombrío sobre la realidad argentina.
“Argentina lucha por su vida”, declaró. “No tienen dinero, nada, están luchando tan duro para sobrevivir. Y si puedo ayudarlos a sobrevivir en un mundo libre, lo haré”.Donald Trump, declaraciones a bordo del Air Force One
El contexto de esas palabras fue una conversación informal con periodistas mientras volaba de su residencia en Mar-a-Lago hacia Washington. Allí, Trump dejó entrever que Estados Unidos podría comenzar a comprar carne argentina con el objetivo de bajar los precios internos de la carne de res.
“Compraríamos algo de carne de Argentina”, comentó. “Si hacemos eso, nuestros precios de la carne bajarán. Ayudaríamos a Argentina, a la que consideramos un muy buen país, un muy buen aliado”.Donald Trump
El anuncio fue presentado en varios medios como un posible acuerdo comercial, aunque el propio Trump lo formuló en condicional y como parte de una respuesta improvisada.
En realidad, el punto de inflexión llegó cuando la prensa estadounidense le preguntó por el malestar de los productores locales que sienten que un eventual acuerdo beneficiaría más a Buenos Aires que a ellos. Ahí fue cuando el expresidente dejó atrás los elogios y recurrió a una metáfora casi bélica para describir a la Argentina:
“Se están muriendo. ¿De acuerdo? Se están muriendo”.Donald Trump
De los elogios al diagnóstico crudo
El giro discursivo mostró la flagrante inconsistencia del relato y la fragilidad del vínculo político entre Milei y su referente internacional más visible. En la reunión de la semana pasada Trump había insistido en que el libertario estaba “haciendo un gran trabajo”, expresión que el propio Milei difundió con entusiasmo en redes sociales.
Sin embargo, las declaraciones del domingo 19 de octubre dejaron en evidencia que la admiración era, al menos, fluctuante.
El nuevo diagnóstico de Trump —“Argentina lucha por su vida”— parece ahora reflejar una percepción mucho más próxima a la realidad económica que vive el país, caracterizada por la caída del consumo, la falta de crédito y un endeudamiento que condiciona cada decisión oficial.
Pero, políticamente, implica un golpe al relato de recuperación que el Gobierno busca instalar de cara a las elecciones legislativas del 26 de octubre.
La carne como excusa
Aunque la frase sobre la carne argentina acaparó titulares en medios corporativos argentinos, fue apenas un componente secundario dentro del contexto más amplio.
Según fuentes diplomáticas y gestiones bilaterales en curso, se negocia un acuerdo que podría ampliar la cuota de exportación sin aranceles de 20.000 a 70.000 toneladas, con un arancel reducido del 10% para el excedente. A cambio, Washington pediría una mayor apertura para sus productos industriales —maquinaria, plásticos, derivados del petróleo y piezas aeronáuticas— y la reducción de tasas estadísticas a las importaciones.
El gobierno argentino busca cerrar ese entendimiento antes de las elecciones, en lo que se presenta como una “señal de acercamiento a la Casa Blanca” y un eventual contrapeso frente a la influencia comercial de China. Sin embargo, en términos políticos, lo que resonó con más fuerza fue el cambio de tono del mandatario norteamericano.
Sudamérica “está cambiando”
Trump también aprovechó la conversación para trazar una lectura regional. Dijo que “Sudamérica está cambiando” y que los países del continente “empiezan a alejarse del socialismo”. Luego, apuntó con dureza al presidente colombiano, Gustavo Petro, a quien paradójicamente calificó como “un lunático con problemas mentales”.
El análisis regional pasó casi inadvertido en la prensa argentina, más preocupada por destacar la posible compra de carne que por las implicancias políticas de que un presidente estadounidense describa a la Argentina como un país “que lucha por su vida”.
Un comentario que, leído entre líneas, demuestra crudamente la percepción verdadera de EEUU de nuestra crisis económica, y además la distancia entre el relato del “gran trabajo” y la dura realidad que asoma detrás de ese repetido eslogan del mandatario de pelo naranja.