El líder libertario al mando de la presidencia nacional viajó hasta Chaco para inaugurar, sonriente y entusiasta, el imponente templo evangélico “Portal del Cielo”, comandado por el pastor Jorge Ledesma.
Allí, entre himnos, luces LED y fervor religioso, se rodeó de fieles que no sólo creen en Dios, sino también en que Él convierte, de un plumazo, 100 mil pesos en 100 mil dólares. Sí, Milei, el libertario amante de los números y las cuentas claras, avalando —al menos con su presencia— este tipo de prodigios económicos.
Dicen que Dios obra de maneras misteriosas. Lo que nadie había previsto —ni en las más delirantes páginas del Antiguo Testamento— es que su último gran milagro se revelaría en una caja fuerte chaqueña, donde, según narró con total candor el joven Cristian Ledesma, hijo del pastor Jorge Ledesma, 100 mil pesos se convirtieron en 100 mil dólares. Así como se lee: cien mil verdes brotaron, cual maná, entre fajos de billetes mugrientos de pesos argentinos. Y todo gracias a la intervención divina.
“MIRÁCOLO, MIRÁCOLO”
Podría pensarse que semejante prodigio exigiría, por lo menos, un comunicado del Vaticano o un breve papelito oficial de la Reserva Federal. Pero no…
Bastó la palabra de Cristian,, para que este relato se ungiera como verdad revelada entre aplausos y lágrimas. Al fin y al cabo, si alguien puede partir el Mar Rojo, ¿por qué no iba a poder multiplicar o hacer cambiar de color y denominación unos simples billetes?
Así comenzó explicando la “circunstancia sobrenatural:
“Fue una experiencia superfuerte para nosotros y fue una una experiencia que nos permitió tener la fe para arrancar algo tan loco como la edificación de este templo por que era un desafío que parecía imposible literalmente“.
Luego agregó en diálogo con Radio com vos: “Entonces, había pasado un poquito más de 1 año, mi papá fue y le dice la contadora, “Según lo que lo que yo tengo registrado es 100 000 pesos lo que hay ahí.”
Mi papá se acordaba que era eso. Entonces mi papá fue con la Caja de Seguridad del Banco, cuando abrió había 100 000, había 100 000 también… pero eran dólares. Entonces, mi papá pensó que ella se confundió y le dice, “No, son 100 000 dólares.” Y le dice, “No, son 100 mil pesos. Entonces, mi papá le manda foto porque no le creía“.
“Ahí fue la la sorpresa más grande para nosotros que no fue ni la primera ni la última experiencia similar, pero en esa magnitud sí fue la primera“.
El presidente y los profetas del dólar
Hasta acá, el asunto se mantendría en el terreno folclórico de las fábulas de fe. Pero sucede que en este episodio no estamos hablando de cualquier iglesia de barrio, sino del monumental Portal del Cielo, un templo evangélico con aires de estadio cubierto, cuya construcción costó —oh, ironías divinas— varios millones de pesos/dólares y se inauguró este fin de semana a toda orquesta en Chaco.
Y allí, entre las luces, los himnos y el fervor, apareció él: el mismísimo Javier Milei, presidente judeocristiano, azote y devastador del Estado desde adentro, y defensor del libre mercado… salvo cuando Dios interviene en las variables financieras.
El Presidente voló a Resistencia para bendecir, con su presencia, a esta curiosa familia pastoral. Milei, que se jacta de entender de economía más que nadie, no tuvo empacho en posar para las cámaras junto a los Ledesma.
Un presidente libertario, racional y anti-casta, aplaudiendo a tipos que aseguran que Dios hace arbitraje cambiario en cajas fuertes. Qué hermoso oxímoron argento.
Pero no termina ahí. Milei, habituado a los datos duros, las curvas de oferta y demanda y los papers de la Escuela Austríaca, se dejó seducir por los relatos de milagros donde los números se disparan más que el riesgo país.
Mientras tanto, Jorge Ledesma se pavonea por el escenario del Portal del Cielo, entre columnas gigantes y pantallas LED, como un productor de Netflix que recién firmó contrato para su serie true-crime-evangélica: “Breaking Peso: la transformación divina”, que podría ser una secuela de El Reino, la profética ficción con Diego Peretti.
Cristian, el heredero del milagro financiero
Cristian, por su parte, cuenta y re-cuenta la anécdota de los dólares mágicos con el fervor de quien ha visto al Mesías resucitar en el home banking.
Y la multitud grita, llora, cae de rodillas. Porque en este país, donde las cuentas no cierran y el mango no alcanza, que te conviertan pesos en dólares es, sencillamente, la fantasía última.
¿Y Milei? Sonríe, saluda, firma Biblias y sale en las fotos. Quizás, en el fondo, piense que si Dios hace milagros contables, tal vez no haga falta el ajuste, ni el déficit cero, ni la dolarización. Total, basta rezar y… ¡voilà!, se solucionan las reservas del Banco Central.
Así se va cerrando esta tragicomedia chaqueña, donde lo divino se mezcla con lo grotesco, y donde un presidente libertario legitima, con su sola presencia, el relato de que el cielo no solo existe, sino que —de vez en cuando— te mete 100 mil dólares en la caja fuerte. Es lo que hay. O lo que queda, en un país donde ya nada sorprende, salvo el tipo de cambio… y los milagros.